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lrlanda da un 'no' rotundo al divorcio en el referéndum propuesto por el Gobierno

Irlanda dio ayer un rotundo no al divorcio al ser derrotada en referéndum una propuesta del Gobierno para cambiar un artículo de la Constitución vigente que hace imposible la disolución del vínculo matrimonial. Con esta decisión, la República de Irlanda continúa siendo, junto con Malta, el único país europeo occidental que no permite el divorcio. El 63,5% de los votantes se pronunció en contra del divorcio, mientras el 36,5% estaba a favor, según la agencia Reuter.

A primeras horas de la tarde, el tanaiste (viceprimer ministro) y líder del Partido Laborista, Dick Spring, reconoció la derrota del Gobierno en el referéndum en ausencia del taoiseach (primer ministro), doctor Garret FitzGerald, que se encontraba participando en la cumbre europea de La Haya. El actual Gobierno irlandés está formado por una coalición del Fine Gael de FitzGerald y de los laboristas de Spring.A pesar de que la votación se celebró el jueves y los colegios electorales cerraron a las diez de la noche de ese día, el recuento no comenzó, en la mejor tradición irlandesa, hasta ayer por la mañana. Incluso antes de saberse oficialmente, Spring admitió el resultado adverso al Gobierno y la victoria del no en unas declaraciones a la radio nacional irlandesa, RTE, emisora que predijo en esa misma entrevista una victoria arrolladora final de los antidivorcistas.

Los resultados finales no se supieron hasta última hora de la noche, pero, cuando se llevaban escrutadas más de la mitad de las papeletas, los noes ganaban a los síes en una proporción de seis a cuatro. Una encuesta publicada el miércoles por el periódico liberal The Irish Times había pronosticado una derrota de los partidarios del divorcio por el 55% de los votos. Un sondeo encargado por el mismo diario poco antes de anunciarse la celebración del referéndum, en mayo, daba al Gobierno de FitzGerald una holgada mayoría de 12 puntos.

Todos los comentaristas coinciden en afirmar que el resultado del referéndum constituye un duro golpe para el doctor Garret FitzGerald y la coalición gubernamental que éste preside, a pesar de las afirmaciones hechas por el primer ministro en el sentido de que no tenía intención de dimitir fuera cual fuere el veredicto popular sobre la ley del divorcio.

Un obstáculo insalvable

Como en el caso del acuerdo anglo-irlandés -por el que el Gobierno de Dublín adquiere un papel consultivo en los asuntos del Ulster-, el primer ministro había comprometido su prestigio personal en el caso del referéndum sobre el divorcio.La oposición de los habitantes de la República de Irlanda al divorcio supone igualmente un obstáculo prácticamente insalvable para intentar conseguir algún tipo de entendimiento entre el Gobierno de Dublín y la población protestante de Irlanda del Norte. Como advirtieron varias personalidades católicas del Norte, el rechazo del aborto convertiría la frontera entre las dos Irlandas en un nuevo muro de Berlín.

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