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Tribuna
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Indios

Sabemos muy pocas cosas de lo que se llevará este verano para evitar el estrepitoso ridículo. En realidad, los ritos estivales son para practicar el ridículo, son ceremonias para hacer el indio a pecho descubierto al cabo de tantos meses de fingir en el asfalto que no hemos venido a este mundo a hacer el indio. Pero se trata de perpetrar el ridículo veraniego dentro de un orden tribal, desde unos precisos códigos transgresores de la circunspección ordinaria, refugiados tras las modas masificantes.El caso es que otras temporadas, por estas fechas, ya teníamos definidos esos imperativos categóricos estivaleros que ¡los permitían cometer impunemente la ridiculez. Hace un año, huíamos en caravana de la ciudad con la lección india aprendida de memoria. Danzaríamos salsa, beberíamos jugos tropicales, leeríamos El nombre de la rosa, nos disfrazaríarnos de caribeños, practicaríamos windsurfing, simularíamos el look de los noctívagos de Marbella, fumaríamos, comeríamos y ligaríamos light, rumorearíamos del idilio de Boyer y del períplo del Azor, le daríamos al agua mineral con gas, discutiríamos de la teología de la posmodernidad, buscaríamos playas de palmeras y broncearíamos las partes íntimas. Confieso mi desconcierto con los rituales indios de este verano. Pero no por falta de informaciones y ofertas sobre: las ridiculeces que se llevarán. Al contrario, por exceso de propuestas, por multiplicidad de imperativos, por batiburrillo de modas contradictorias. Estudio la literatura que nos bombardea con eso del in y el out normativo, y no acierto a saber si será un estío con o sin burbujas, de bañador entero o de biquiní, yuppie o subtropical, lujurioso o casto, pálido del Norte o cobrizo del Sur, de vela alta o de ala delta, de cotilleo ibicenco, marbellí o monegasco. Por no saber, todavía no sé a estas alturas cuál será la canción del verano, la novela del verano, la danza del verano, el idilio del verano. Estoy dispuesto de nuevo a hacer el indio, pero, por favor, que me aclaren cuanto antes si tengo que salir de la ciudad disfrazado de sioux, mohicano, iroqués, apache, guaraní, papú o mongoloide. Que no dejen a mi elección tan comprometedora decisión.

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