Aglomeraciones en la entrada de la Alhambra
La limitación de personas que pueden permanecer en la Casa Real provoca esperas de hasta una hora
La entrada en vigor, el pasado día 12 de junio, del nuevo horario de visita de la Alhambra de Granada, que amplía el número de horas, pero que limita a 500 las personas que pueden permanecer en la Casa Real al mismo tiempo, está provocando que los visitantes hayan de aguardar hasta una hora a las puertas del conjunto árabe. Algunos grupos de turistas de viajes organizados han debido salir de la ciudad sin que se cumpliera su objetivo de ver los monumentos granadinos. A la protesta también se ha unido la de los propietarios de las tiendas de recuerdos instaladas en el recinto, que aseguran que las ventas han bajado desde entonces.
Durante los meses estivales, la media de visitantes diarios a la Alhambra se calcula en unos 7.500. La mayor parte de ellos, al visitar la ciudad a través de agencias de viajes, coinciden en su visita. Desde que la Junta de Andalucía se hizo cargo de la administración del conjunto árabe, la mayor preocupación ha sido poner los medios suficientes para evitar el deterioro de los frágiles materiales de los muros de las estancias interiores. Para ello se ha incrementado notablemente el número de vigilantes a través de una revisión de la plantilla, y las visitas de grupos escolares hay que solicitarlas con anterioridad.La desidia de ciertos visitantes ha sido bien patente hasta ahora. A pocos importaba subirse a lomos de uno de los animales de piedra instalados alrededor de los estanques por conseguir un recuerdo original para archivar en el álbum de fotografías. Según el director provisional del Patronato de la Alhambra, Mateo Revilla, la restricción del número de visitantes pretende evitar el deterioro de los muros de las estancias propiciado por las grandes concentraciones de personas, muchas de ellas provistas de grandes mochilas.
La medida ha sido bien acogida por personas vinculadas al mundo de la cultura. Sin embargo, los guías turísticos aducen que la entrada limitada les divide los grupos organizados y muchas veces han de repetir el periplo por la Alhambra con los que han quedado fuera.
El horario también obligará a corto plazo a variar el de los viajes organizados, la mayor parte de los cuales se desplazan desde Málaga a media mañana y han de regresar al filo de la hora del almuerzo. Para el Patronato de la Alhambra es lógico que se adviertan estos problemas que, a su vez, son inevitables si se quiere poner fin al descuido padecido en fechas anteriores. El nuevo horario ha ampliado la visita diurna en unas 12 horas semanales y ha señalado tres días de cada siete para acceder al recinto monumental entre las 10 y las 12 de la noche.
No obstante, las reclamaciones no han quedado ahí, y el cierre provisional, hasta tanto no concluya el Festival de Música y Danza, de una de las puertas de salida ha creado un nuevo clima de hostilidad entre los propietarios de los negocios instalados en las cercanías, que han visto disminuir el número de clientes.
Los comerciantes valoran positivamente la gestión de Mateo Revilla en el interior de la Alhambra, pero piensan que no debería olvidarse de ellos, "porque casi 40 familias dependen de estos establecimientos turísticos". El regente de un conocido restaurante de las inmediaciones asegura que el cierre de la anterior salida le ha obligado a no reforzar la plantilla del establecimiento como era normal en la época estival.
"Zona muerta"
En general, los comerciantes afirman que esa parte del recinto "se está convirtiendo en una zona muerta", y manifestan que problemas como éstos repercuten negativamente en el turismo de la ciudad. Aunque se muestran abiertos al diálogo, siguen enumerando defectos, como la inexistencia en el recinto de una estafeta de correos. Buena parte de los comercios de la Alhambra son propiedad del Patronato, que ha sacado a subasta su administración.La auditoría de la Alhambra realizada a instancias de la Junta de Andalucía demostró la mala gestión de estos establecimientos. El dinero recaudado iba a parar a una cuenta sin fiscalizar del extinto patronato, y hasta aparecieron documentos donde determinados cargos perdonaban el importe del alquiler, sin razón aparente, por varios años.
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