Todos son campeones
Jóvenes minusválidos de 15 países acampan y hacen deporte en Madrid
Francis León Lear, que vive habitualmente en Tenerife, se instaló en el campamento madrileño el miércoles por la tarde. Aunque a su llegada a Madrid su bolsa de deporte quedó bloqueada momentáneamente en uno de los múltiples vericuetos de Barajas, el joven olvidó en pocas horas el incidente. "Es un campamento muy lindo", comenta al hablar de sus primeras impresiones. No había estado antes en Madrid y le encantó "pasar por la capital de España".Como él, cientos de jóvenes de España y otros países fueron ocupando en la noche del miércoles las diversas tiendas del campamento, instaladas por el Ministerio de Defensa.
Para un ojo ajeno, el espectáculo que ofrecía el campamento podría tener un aire insólito. En un marco de ambiente polvoriento y caluroso, diversos soldados atendían a la nueva población, niños en prendas deportivas, cuatro de cada cinco deficientes, acompañados por sus monitores. Los campamentos, alineados en dos zonas separadas de chicos y chicas, presentaban cierta imagen épica de nuevos colonos del Oeste.
Junto a la algarabía de los jóvenes, instalando sus bártulos en las literas para ir a divertirse en seguida a la verbena, había un creciente frenesí de feria en los alrededores. Atracciones de tiovivo, noria, cochecitos eléctricos, mansión de Drácula, casetas de pipas y chufas, puestos de helados y un con junto musical que se hacía oir en
medio de un disco de "mírala, mírala, la Puerta de Alcalá" -estribíllo de éxito hasta entre los daneses-, eran algunas de las tentadoras ofertas de la velada.
Jóvenes de 12 a 58 años
En otro edificio, una pareja de aspecto adolescente esbozaba unos impecables pasos de gimnasia-jazz en la discoteca. Ofertas todas ellas muy tentadoras para cualquier joven, aunque en este caso la edad cronológica sea lo de menos: los participantes oscilan entre los 12 y los 58 años. Y, "al margen de lo que un adulto crítico pueda pensar, los chavales son felices aquí. Es una semana de vacaciones para ellos", opinó uno de los organizadores.
Francis León Lear, a quien otros llaman Willy, sin duda parecía feliz. E incluso dispuesto a ligar, convencido de que sus ojos azules hacen estragos. "Eres guapa y muy cariñosa conmigo", es la frase que repite Willy a las chicas que le gustan, preferentemente rubias.
"Todos somos campeones" dicen los eslóganes de algunas de sus camisetas deportivas. Las competiciones deportivas, en las que todos los participantes ganan un premio, se celebran en la Ciudad Universitaria. El atletismo y la natación son deportes obligatorios, las estrellas de la olimpiada, mientras que el fútbol-sala, baloncesto, balonmano, voleibol, tenis de mesa, gimnasia y ciclismo son opcionales.
"Algunos obtienen mejores marcas que los escolares", apunta Fernando Martín, presidente de ANDE, asociación española de deportes, tiempo libre y ocio para minusválidos psíquicos. Pintar o jugar al ajedrez en el Retiro -haciendo los propios niños de fichas- y correr la maratón el do-
Todos son campeones
mingo en la Castellana son algunas de las actividades más emocionantes del programa.Según Fernando Martín, si la Administración hubiera montado las jornadas "sería mucho más caro. Aquí tenernos más de 1.000 personas trabajando de manera altruista". Por otra parte, son varias las empresas públicas y privadas que cooperan con estas jornadas.
El campamento dispone de teléfonos, azúcar, aceite y hasta papel de envolver bocadillos cedidos gratuitamente por los responsables. "No lo considero una vuelta a la caridad como remedio. Esto no es un club privado, está abierto a todos los niños y tenernos la norma, además, de que no repita quien haya venido el año pasado, fecha en la que iniciarnos estas actividades".
Francis León Lear, que ahora tiene 19 años y aprendió a nadar a los 12, cuando una amiga decidió enseñarle, espera ganar "la copa más grande de Madrid". Vive cerca de la playa Las Américas, en Tenerife, y asegura que nada "como un pez". Como "un tiburón", para ser exactos. Participa en las pruebas de "piscina y dibujo", pero si hubiera competición de baile también lo ganaría, porque va "mucho" a las discotecas. Su amiga Conchi, "la hija del seor Sánchez", como la nombra él por influencia de su origen andaluz, también está en el campamento y "participa en fútbol de niñas".
Pepe Carvalho
Francis, para otros Willy, e incluso según algunos de la playa de Las Américas Pepe Carvalho, asiste a un taller de manualidades durante el curso. Ahora que está de vacaciones, le gustaría quedarse "una temporadita en Madrid, un mes o así", solo en un apartamento, asegura sin reparar en el monitor adulto que le acompaña discretamente alejado del lugar de la entrevista.
"Lo de Pepe Carvalho deben llamármelo porque soy muy amable. Claro que sé quién es Pepe Carvalho; eso es una película que yo he visto los viernes por la noche. Él tiene bigote y tiene coche. Y yo no, pero a mí también me gustaría vivir en un apartamento. Yo me hago mi cama y dejo la casa muy limpia; mi padre, por ejemplo, no sabe limpiar; y mi hermano deja todo tirado. Pero yo puedo vivir solo. Lo único malo de Madrid es que no tiene playa. Aunque también me gusta nadar en una piscina. Allí, en Tenerife, llego a la piscina a la una, dejo la toalla en la hamaca, y voy y me tiro. Y hago un ruido enorme en el agua, es una cosa, un ruido, que no sé explicar. Y todos lo oyen y me miran".
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