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Los madrileños identifican al andaluz con la juerga y al catalán con la tacañería

Los madrileños identifican a los andaluces con la juerga, a los catalanes con la tacañería, a los gallegos con la superstición y a los vascos con la fuerza, según un estudio de Fernando Chacón Fuertes sobre los estereotipos regionales efectuado en los primeros meses de este año y publicado en la revista especializada Psicólogos.

La encuesta de Chacón fue realizada entre 250 estudiantes de Psicología Social, nacidos o residentes en Madrid, con edades entre los 19 y 22 años. Cada uno debía elegir 10 adjetivos de una lista de 80 para definir a andaluces, catalanes, gallegos y vascos.Los encuestados definen a los andaluces como juerguistas, alegres, abiertos, exagerados, graciosos, hospitalarios y charlatanes, en orden de importancia. Los catalanes son tacaños, orgullosos, cerrados, separatistas y trabajadores, según los mismos encuestados y siempre en un porcentaje superior al 50%.

La opinión sobre gallegos y vascos está mucho más diversificada. En el caso de los gallegos, sólo el adjetivo de supersticioso supera el 50%; luego viene con un porcenteje menor el de amantes de la tierra, conservadores y humildes. En el caso de los vascos, los encuestados madrileños coinciden en señalarlos como fuertes y separatistas; un porcentaje del 49% identifica al vasco como persona amante de la tierra y bruto.

Los madrileños fueron analizados por 88 estudiantes de las otras comunidades, y fueron definidos como chulos y abiertos, lo que coincide totalmente con la visión que los propios madrileños tienen de sí mismos: abiertos, chulos y hospitalarios. Quizás la coincidencia se deba a que los encuestados de otras comunidades residen en Madrid.

En 1979, en una encuesta similar realizada por José Luís Sangrador, se identificaba a los andaluces con la palabra inculto; esta palabra ya no se relaciona con los andaluces en 1986 y en cambio aparecen los calificativos de apasionados y serviciales. En el capítulo de los catalanes desaparece el epíteto de fanfarrones y aparecen los de serios, desconfiados, conservadores, rígidos y educados. Asciende el calificativo de materialistas.

De la encuesta de 1979 a la de 1986 han desaparecido de los estereotipos gallegos los calificativos de sufridos, incultos y aventureros y aparecen los de conservadores -en tercer lugar-, honrados, serviciales y amables.

Del estereotipo vasco desaparecen entre 1979 y 1986 las palabras inteligentes, prácticos, emprendedores, fanfarrones, honrados y respetables, y aparecen las de rudos, bebedores, testarudos, tradicionales, serios y hospitalarios.

La conclusión de Chacón es que los estereotipos regionales muestran una cierta estabilidad, ya que su investigación y la de Sangrador siete años antes dan resultados muy similares.

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