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Las encuestas demuestran que la 'cohabitación' beneficia más a Mitterrand que a Chirac

Soledad Gallego-Díaz

El ex primer ministro Raymond Barre debe estar frotándose las manos. Los dos últimos sondeos publicados en Francia confirman lo que él denunció tantas veces durante la pasada campaña electoral: la cohabitación beneficia al presidente de la República, el socialista François Mitterrand, y perjudica al jefe del Gobierno, el gaullista Jacques Chirac. Cuando se van a cumplir los 100 primeros días de la llegada al poder del centro-derecha, el presidente ha recobrado un nivel de popularidad, el 61%, que no disfrutaba desde 1981, en pleno estado de gracia, mientras que el porcentaje de descontentos con la acción del Gobierno llega al 60%.Los franceses no parecen tener grandes problemas para distinguir los papeles de cada uno. El 63% está seguro de que es Chirac "quien dirige efectivamente el país" y, a lo que se ve, sin gran fortuna. El 60% está a disgusto con su política y el 45% (frente a un 34% hace sólo un mes) tiene incluso una mala opinión personal del primer ministro.

El sondeo, efectuado por Sofres para la revista Le Nouvel Observateur, intenta aclarar qué es lo que ha sentado tan mal a la opinión pública y llega a la conclusión de que son precisamente las medidas símbolos de la nueva etapa neolíberal las que han provocado un mayor rechazo. El 72% de los franceses desaprueba la supresión del impuesto especial sobre las grandes fortunas, el 62% cree que la eliminación de la autorización de despido va a perjudicar a los trabajadores y el 58% cree que es un error liberalizar completamente los precios. A la pregunta "¿Cree usted que la política del Gobierno beneficia por igual a todo el mundo?", el 53% responde que los beneficiados van a ser las clases sociales más privilegiadas.

Las medidas policiales y judiciales en refuerzo de la seguridad encuentran, por el contrario, un eco muy favorable: el 74% está de acuerdo con los controles de identidad callejeros y el 67% con el incremento de las penas. Sin embargo, Chirac no se juega su popularídad en ese sector, sino en el del empleo. El 70% de los franceses cree que el paro es el principal problema del país, frente a sólo un 7% que se siente más preocupado por la delincuencia.

Mitterrand ha logrado, según las encuestas, consolidar su imagen como árbitro y garante de la unidad nacional. El presidente lleva a cabo un hábil juego de silencios y pequeñas frases que le mantiene en primera línea de actuafidad, sin implicarle en la lucha política cotidiana.

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