España, hábil al principio y vibrante al final
ALFREDO RELAÑO ENVIADO ESPECIAL España pasa a los cuartos de final con el prestigio de ser el hombre que mató a Liberty Valance. Dinamarca, una de las favoritas del torneo y clara ganadora del grupo de la muerte, fe goleada por España, que hizo, un partido correcto y hábil en la primera parte y vibrante en la segunda. Butragueño, autor, de, cuatro goles y víctima de dos penaltis, se eleva como estrella del campeonato y figura de un equipo que, de golpe, adquiere la, condición de favorito.
España sadió con muchas precauciones. Goikoetxea y Camacho marcaron directamente a Elkjaer y Laudrup y, junto a ellos, Tomás y Julio Alberto, que vigilaban las bandas, y Gallego, libre, completaban una línea de cinco defensas. La media trataba de hacer presión para cerrar a los centrocampistas daneses.
A pesar de estas precauciones, el nerviosismo de España y la inesperada actuación del pequeño Jesper Olsen, con quien no se contaba tanto, le crearon problemas a la selección de Mudoz, que en los diez primeros minutos parecía a merced del contrario.
Pero, a partir del cuarto de hora, empezó a jugar bien España; incluso puede decirse que controló el partido, a pesar de que la impresión de peligro de los tres delanteros daneses se mantuvo siempre como una amenaza. Gallego controló bien el balón atrás y facilitó las salidas, casi siempre a través de Tomás.
Había creado España alguna oportunidad de gol cuando, en una rápida jugada del ataque danés, Gallego se cruzó a destiempo y dio origen al tanto de penalti. Jugar con el marcador en contra resulta mucho más difícil, pero España mantuvo la calma y el mismo estilo de juego sin dejarse invadir por ningún tipo de urgencia. La suerte vino a apoyarla dos minutos antes del descanso, cuando Dinamarca secó su ventaja con un suicida pase cruzado en el borde de su área que Butragueño no perdonó.
Miguel Muñoz se hartó, como todos, de ver a Julio Salinas sobre el campo y le sustituyó por Eloy. Bendita decisión. Con el gijonés en el campo, el equipo adquirió la velocidad que le faltaba y sus contraataques se desataron definitivamente.
Los primeros minutos de la continuación estuvieron marcados por un juego tranquilo de España, roto por dos atarugamientos de Tomás que propiciaron otras tantas jugadas de peligro de los daneses. Pero España restableció la situación a base de enfiriar la pelota y tuvo poco despues la suerte de adelantarse en el imarcador gracias a una mala colocación defensiva rival.
A partir de ahí, todo fue un festival. España esperaba atrás a una Dinamarca cada vez más confusa, que lo ensayaba todo y a la que no le salía nada. Retrasó a Laudrup y sacó a Eriksen, pero no ganó peso ofensivo. España dividió a su equipo en dos partes. El ataque quedó en manos de Michel, Calderé, Eloy y Butragueño, con incorporaciones esporádicas de Julio Alberto, y los demás nunca abandonaban la defensa. El trabajo de los jugadores antes citados en los contraataques fue espléndido tanto por el sacrificio que hicieron con sus continuas carreras como por la calidad de su fútbol, que tuvo momentos de exquisitez.
La sociedad Michel-Butragueño se enriqueció con la aportación de otros dos accionistas, Calderé y Eloy, y ellos cuatro desajustaron a la defensa danesa. Donde había un claro había imediatamente un pase de Michel y una carrera de alguno de los otros. Por eso, el encuentro terminó en una apoteosis de goles y buen fútbol que, repentinamente, colocan a España bajo los focos de la atención de todos con vistas a los cuartos de final. España jugará contra Bélgica, sin Goikoetxea, en Puebla. Bélgica tiene tras de sí el mérito de haber liquidado a otro favorito, la URSS, pero con menos brillantez.
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