Refugios atómicos
Su página de opinión del domingo 8 de junio acoge un artículo de Francesco Alberoni sobre refugios atómicos. Después de leer algunas apreciaciones impecables, tales como el. carácter universal de cualquier tragedia que pudiese suceder similar a Chernobil, la tontería ampliamente divulgada por los técnicos de varios países, en el sentido de que tenían `la situación controlada", cuando lo único que pueden controlar son los aparatos que miden cómo aumenta inexorablemente la radiactividad, Francesco Alberoni derrapa peligrosamente por la senda de las imprecisiones, imperdonables para tan privilegiado espacio.Sugiere Alberoni la utilización masiva de refugios atómicos, para que los pueblos encuentren defensa contra accidentes del tipo Chernobil. Olvida, de forma que necesariamente debo entender intencionada, que las radiaciones que emite la mayor parte de las partículas radiactivas que se escapan en un accidente como el de Chernobil están radiando durante centenares, miles de años en algunos casos (ver un libro de física de COU). Esto hace automáticamente inviable la utilización de un refugio atómico en las áreas que queden seriamente dañadas (un refugio muy bien dotado puede almacenar alimentos para un mes y, además, es una actitud egoísta, escandalosa y probablemente hasta fascista pensar en acumular tal cantidad de alimentos en esos reductos privilegiados cuando las
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Viene de la página 9 tres cuartas partes del planeta están desnutridas). Sugiere también que en nuestras farmacias no hay fármacos para tratar las radiaciones y pide implícitamente que los haya, cuando está claro que es que no los hay, que sólo el yodo y derivados ayudan a paliar la acumulación de partículas radiactivas en el organismo; es decir, sólo ayudan parcialmente a eliminarlas, a costa de efectos secundarios.
En fin, artículos como el de Alberoni hacen que los lectores se hagan más lío, que es lo que parece pretenderse de forma sistemática- Pedro Prieto.
