Fraga busca un buen resultado para ganar terreno en las autonómicas
ENVIADO ESPECIALEl último tramo de la campaña electoral que realiza el presidente de Coalición Popular, Manuel Fraga, confirma la impresión de que el líder conservador pretende más consolidar las posiciones de su organización política con vistas al futuro que obtener el próximo domingo una victoria en las urnas; los sondeos muestran improbable ese resultado, a pesar de las constantes afirmaciones del dirigente sobre la inevitabilidad de su triunfo. Dirigentes de Alianza Popular, principal fuerza política de CP, admitieron ayer que el diseño de la campaña se hizo pretendiendo afianzar "en el calor de la recta final" a los hombres que "representan el futuro del partido", pensando en las elecciones autonómicas de mayo de 1987.
Murcia, Toledo, Ávila y Valladolid, además de Sevilla, son las últimas ciudades elegidas para el recorrido de Fraga, que en sus más recientes mítines -en Barcelona, Valencia y, ayer, en Murcia- se ha visto asistido por la concurrencia de más simpatizantes que nunca. En Murcia, el secretario general adjunto de AP, Juan Ramón Calero, uno de jóvenes lobos del partido, tratará de conseguir la presidencia del Gobierno autónomo el año próximo, además de ser cabeza de la candidatura popular para el Congreso en las actuales legislativas. Toledo, por su parte, es el feudo de Arturo García Tizón, otra de las jóvenes promesas de AP y prácticamente seguro candidato de este partido a la presidencia de la junta castellano-manchega en las elecciones del año próximo.
Medidas especiales para 1987
Éste mismo es el caso de José María Aznar, también secretario general adjunto de AP en Castilla y León. El hecho de que, tanto en esta comunidad autónoma como en Castilla-La Mancha, el socio democristiano de AP, el PDP de Óscar Alzaga, pretenda situar a dos de sus hombres como aspirantes a presidir las respectivas juntas autonómicas -a Rodolfo Martín Villa, en Castilla y León, y a Javier Rupérez, en Castilla-La Mancha- confiere especial significado a este último tramo de la campaña de Fraga.
El propio Fraga, preguntado sobre qué ocurrirá si no gana las elecciones del día 22, respondió que entonces habría que adoptar medidas especiales con vistas a las elecciones municipales y a las 13 elecciones autonómicas de mayo de 1987. Dentro del diseño de futuro del líder aliancista -entre cuyos planes no parece figurar, en modo alguno, retirarse si no gana el domingo-, estas dos elecciones parecen tener especial importancia. Sobre todo si se tiene en cuenta que los hombres de Coalición Popular están convencidos de poder ganar las autonómicas en las dos Castillas, Murcia, Cantabria, La Rioja, Navarra y hasta en Canarias, donde el candidato popular será José Miguel Bravo de Laguna, secretario general del Partido Liberal. El PDP contaría, según este diseño, con un solo candidato a la presidencia de un Gobierno autónomo, el navarro Jaime Ignacio del Burgo. Pero no vería colmada su pretensión de situar a Martín Villa en Castilla y León ni a Rupérez en Castilla-La Mancha.
Cuando se le consulta sobre este potencial contencioso dentro de la CP, Fraga se limita a responder: "No hay que poner la venda antes de la herida". Y agrega que, en todo caso, "hay que atender a la correlación de fuerzas" en la coalición. Esta correlación, en el último tramo de la campaña, queda clara: tanto en Barcelona -unas 14.000 personas- como en Valencia -22.000- o ayer en Murcia -unas 20.000- fue la figura de Fraga la que llenó las plazas de toros en los mítines más masivos que el dirigente haya protagoniza do. La presencia de los socios de mocristianos y liberales en estos multitudinarios mítines fue prácticamente nula, y no mucho mayor será previsiblemente en Toledo, Ávila o Valladolid, ni tampoco en Sevilla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.