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Tribuna
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Pequeñas sociedades

Las pequeñas sociedades crean grandes equipos, suele afirmar César Luis Menotti, ex seleccionador argentino y ex técnico del Barcelona. Un equipo que tiene dos o tres jugadores que se entienden, juegan uno para otro a ojos cerrados, se adivinan y colaboran, reúne una gran posibilidad de convertirse en un gran conjunto. Todos los entrenadores desean contar con eso, con una pareja a la que no haya que explicarle riada, pues ellos solos se junten, se busquen, colaboren y se diviertan.Dinamarca tiene una pequeña sociedad y la tiene donde más daño puede hacer: en la delantera. Elkjaer sabe siempre dónde está Laudrup y Laudrup sabe siempre por dónde va a aparecer Elkjaer. Éste tiene velocidad, ímpetu, capacidad de llegada desde la media punta; a su lado, Laudrup pone la sutileza, el regate, el amago y la salida por el lado imprevisto. Ninguno de los dos sería tanto sin el otro y Dinamarca sería mucho menos si no los tuviera.

Muchos cuentan aún que lo más perfecto que hubo en fútbol fue la sociedad entre Pelé y Coutinho. Coutinho era un negro gordo que jugaba de 9 en el Santos, junto a Pelé. Nadie como él le entendía y le devolvía las paredes. Su desmesurada tendencia a engordar, que te quitaba movilidad hasta extremos exagerados, le impidió hacer una gran carrera internacional en un país como Brasil, donde siempre sobran buenos jugadores. Pero en el Santos era el complemento ideal de Pelé. La sociedad entre Conti y Rossi fue decisiva para que Italia ganara el último campeonato. Pequeñas sociedades célebres en España, fueron Ciriaco-Quincoces, Mauri-Maguregui y todas las alas clásicas que registra la historia.

España llegó a México con una sociedad echa y otra haciéndose. La primera era la. de Maceda y Goikoetxea en el centro de la defensa. Una pareja de centrales bien compenetrados no vale tanto como una buena de atacantes, pero casi. España la ha perdido a las primeras de cambio. Pero, en su lugar, está creciendo hasta mi punto que mueve al optimismo la colaboración entre Michel y Butragueño. El lanzamiento de aquél en el primer gol a Irlanda del Norte y la respuesta de éste, con su arrancada, rápida y segura, hablan de una colaboración madura. Al final, volvieron a encontrarse para crear otra oportunidad, más clara aún, salvada por Jennings.

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