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Declara ante el juez el operario que retiró el contador de gas, horas antes de la explosión

La familia de la niña Diana Blázquez, de 11 años, que falleció en la noche del lunes en una explosión de gas ciudad en la que resultaron heridas otras 10 personas, ha puesto el caso en manos de un abogado "por si existió alguna negligencia", manifestó Ildefonso Blázquez, tío de la fallecida. La titular del Juzgado de Instrucción número 17, Elisa Veiga, tomó ayer declaración al operario de Gas Madrid que retiró el contador del piso donde horas después se produjo la explosión. Las instalaciones fueron examinadas por dos peritos de la Comunidad de Madrid.

La explosión, según informó lldefonso Blázquez, se produjo diez minutos después de que la madre, Elvira Polo, y, sus hijos Diana, de 11 años, y Pablo, de seis años, y el hermano de la madre, Manuel Polo, volvieran de la piscina, adonde: fueron aprovechando que tenían la tarde libre.lldefonso Blázquez manifestó que el padre de los niños se encontraba desde primeras horas de la tarde en la casa. Durante las horas que permaneció en la vivienda no notó olor a gas, pese a que algunos vecinos de otros pisos declararon lo contrario. El piso donde se produjo la explosión, según la misma fuente, estaba deshabitado.

Los familiares de la niña fueron dados de alta de las heridas sufridas, tras ser atendidos en un centro hospitalario. Diana Blázquez será enterrada hoy en el cementerio de El Pardo.

Ildefonso Blázquez, portavoz de la familia, aseguró que estudiaban la posibilidad de personarse en el sumario como acusación privada, puesto que, "en el caso de que exista alguna negligencia, alguién tiene que hacer frente a la responsabilidad que corresponda".

El operario de Gas Madrid que acudió a la finca número 31 de la calle de Juan Bautista de Toledo horas antes de que se produjera la explosión prestó ayer declaración en el juzgado. Este operario retiró por la mañana el contador del piso primero izquierda de la finca, al haberse dado de baja el abonado. El empleado de Gas Madrid expuso en el juzgado que cerró las llaves que canalizan el gas hasta el primer piso, y después comprobó que todo estaba cerrado.

Un portavoz de la compañía aseguró que no descartan que el escape de gas que produjo la explosión tuviera su origen en las operaciones que realizó el técnico que trabaja en Gas Madrid desde hace más de 15 años, aunque, después de la primera inspección de los peritos, tampoco desechan la idea de que la explosión se produjera en otro piso diferente del primero izquierda. El operario se incorporó a su trabajo tras su comparecencia ante la juez.

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Elisa Veiga, titular del juzgado que instruye las diligencias en relación con el accidente, designó ayer como peritos a dos técnicos de la Dirección General de Industria de la Comunidad de Madrid que hicieron una primera visita a la finca siniestrada y, según fuentes de Gas Madrid, cuyos técnicos no fueron autorizados a entrar, "los peritos afirmaron no haber visto, en principio, nada anormal".

Desalojado un colegio

Por otra parte, los 900 alumnos del instituto Ramón y Cajal, situado en la calle de la Virgen del Cortijo, muy próximo a la fábrica de Gas Madrid, en el distrito de Hortaleza, tuvieron que desalojar ayer al mediodía las aulas al detectarse un fuerte olor a gas.Un portavoz del centro escolar manifestó que cuando los alumnos se disponían a entrar en clase después del recreo se quejaron del "tremendo olor, que casi mareaba". La dirección del centró decidió entonces pulsar la alarma para que abandonaran el colegio. Según consta en las normas del centro, los alumnos deben abandonar el colegio y alejarse lo más posible cuando se produce la alarma. Al cabo de una hora hay que regresar.

Una vez desalojado el instituto, la dirección del centro se dirigió a la fábrica para solicitar información sobre lo que sucedía. En la puerta de acceso se encontraban también algunos vecinos de la barriada próxima a la instalación de gas, que consta de más de 2.000 viviendas, y los integrantes de tina patrulla de la policía. "Sólo nos dijeron que no pasaba nada", aseguró un portavoz del instituto.

Un técnico de la compañía informó que no existía ningún peligro ni se había producido ninguna avería. "Únicamente hemos limpiado unos depósitos, y en medio de la operación se produjo un cambio brusco de aire que trasladó hasta el colegio todo el olor".

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