Abucheos al presidente de México en la inauguración
El público asistente al primer partido del Mundial de fútbol de 1986, ayer, en México, disputado entre Bulgaria e Italia, abucheó al presidente mexicano, Miguel de la Madrid, e impidió con gritos y pitidos que se escuchasen sus palabras de inauguración del acontecimiento.Cada mención de los otros oradores o del presentador de la ceremonia inaugural al presidente mexicano fue acogida con abucheos por unos 100.000 espectadores, que llenaron un 90% de la capacidad del estadio Azteca, de la capital mexicana. El abucheo al presidente de la República fue registrado con gestos de asombro en la tribuna de Prensa entre las edecanas (azafatas) y miembros de los servicios de seguridad, que realizaron ayer un gran despliegue. Más de 10.000 policías vigilaron que ningún acontecimiento perturbase el desarrollo de la ceremonia.
La misma suerte corrió el vicepresidente de la FIFA y presidente del comité organizador del Mundial, Guillermo Cañedo. Del discurso de Cañedo apenas se pudo percibir en el estadio su frase de que "México sigue en pie en tiempos difíciles".
El presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange, dijo en su discurso de saludo al pueblo mexicano: "Vuestro país milenario, que nos ha legado las grandes y memorables civilizaciones de los aztecas y los mayas, nos ofrece hoy, por segunda vez en este siglo, la disputa de la Copa del Mundo de la FIFA". Havelange concluyó: "Aquí ofrecemos al mundo, por intermedio del fútbol, un acto de fraternidad al servicio de la mejor comprensión entre los pueblos. Con él, bien servimos al pueblo mexicano, a la juventud del mundo y a los ideales de la paz mundial".
El caos
La organización del Mundial puso de manifiesto en la jornada inaugural su capacidad para desencadenar el caos y provocar toda clase de desbarajustes. Los teletipos en el centro internacional de Prensa no estaban todavía abiertos a las 9.00, hora local, cuando en Europa eran ya las 17.00 horas. Después se mostraban incapaces de conseguir una comunicación por télex con España durante más de dos horas.
Para el desplazamiento de los periodistas del centro de Prensa al estadio la organización escogió el trayecto más congestionado de tráfico. Tras su llegada al estadio Azteca, los representantes de los medios de comunicación fueron abandonados a su suerte en la tarea de la búsqueda de la puerta de acceso y su localidad.
En medio del caos de tráfico en la autopista que conducía al estadio Azteca, los futbolistas del equipo de Bulgaria trataban de abrirse paso en el atasco cuando tan sólo faltaban dos horas para el pitido inicial.
La ceremonia inaugural fue de escaso valor espectacular. Tan sólo el público, que se movía acompasadamente y realizaba movimientos ondulares, animó el acto. La ceremonia de inauguración fue seguida por 150 países y 2.500 millones de personas en su transmisión televisiva, según los organizadores.
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