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Tamames

Año de aniversarios 1986 y, entre ellos, el 29 de la aparición de Estructura económica de España, de Ramón Tamames, entonces pieza clave, junto al famoso Informe de la OCDE, sobre la economía española, para la construcción de un renovado saber crítico sobre el franquismo, un saber crítico elaborado desde "el interior" por jóvenes científicos que, como Tamames, preferían coger los hechos por los cuernos y no aplazarlos u ocultarlos bajo toneladas de consignas.Infatigable en todo, Tamames creó una literatura económica divulgadora de la realidad y avaladora de las tesis de aquella izquierda española, nueva en los años sesenta, que en los setenta se divide en dos: la que lo cifra todo en la batalla por la hegemonía y la que, bajo la influencia de Carrillo y Miguel de Unamuno, va por la vida y por la historia preguntándose: ¿quién soy yo? Infatigable y atípico, Tamames ni se mutila la conciencia en el altar de la hegemonía, ni está para zarandajas metafísicas. Si en 1961 se atrevió a poner por escrito la compleja estructura económica de España, en 1986, después de bailar el vals de aniversario, seguro que nos asombra con otro empeño sanisidoriano o menendezpelayesco, en el comprobable buen sentido de ambos adjetivos. Tamames no es un individuo, es un censo completo redactado por él mismo y con. buena letra. Tamames es de esos que piensan, escriben, imprimen, reparten una octavilla y luego ...se la leen.

Para los que fuimos educados en un cierto menosprecio del individuo y su singularidad, ha sido difícil asumir históricamente el papel de lo individual y lo singular. La economía y la cultura nos hacen previsibles, pero la inteligencia nos permite levitar activamente por encima de nuestros condicionamientos. Tal vez en la imagen de Tamames ha predominado la connotación de lo singular porque jamás se prestó a posar como idiota orgánico, individual o colectivo. Es un intelectual, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Y no está mal serlo y proclamarlo en tiempos de fulleros del espíritu y de idiotas protegidos por las estadísticas.

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