En Madrid sobran taxis

Una ciudad como Madrid requiere una multiplicidad en los modos y medios de transporte que haga posible a los madrileños y visitantes la garantía de su movilidad, e indiscutiblemente los coches de alquiler o taxis forman parte importante de éstos.¿Y cuál es la situación en la que nos encontramos?

Madrid cuenta con un parque de 15.500 taxis, más de 60.000 taxistas potenciales, y ninguna limitación en el sector, salvo claro está, la tarifaria.

Si relacionamos estos datos con los datos poblacionales que nos señalan que la población a la cual han de servir estos vehículos está prácticamente estacionaria, situada en unos cuatro millones de habitantes (ya que el ligero descenso de la población de Madrid capital es compensado con el ligero aumento también de las poblaciones del área metropolitana a las que sirve), obtenemos un ratio de 3,93 taxis por 1.000 habitantes, que nos sitúan a la cabeza de las grandes capitales europeas (París, 2,61; Londres, 1,79; Roma, 1,46...

Como vemos, el primer problema es un exceso de licencias; en Madrid sobran taxis, y este hecho es negativo tanto para el sector como para el conjunto de los madrileños.

Para el sector, porque aumenta sus horas de servicio, los recorridos en vacío, para obtener unos rendimientos adecuados (estimados en 1.900.000 pesetas anuales -brutas).

Para los ciudadanos, porque este parque en continuo movimiento está inmerso dentro del flujo circulatorio, flujo que a veces hay que reconocer que no es todo lo fluido que quisiéramos, y perjudicando, por tanto, las expectativas de velocidad y tiempo del conjunto de los conductores (creo que puede ser bastante ilustrativo ver lo que ocurre en la Puerta del Sol y aledaños, o las largas filas de espera en Barajas, aunque en este último puede ser que . en algunos casos haya motivaciones espurias que añadir a las expectativas de trabajo

Rosario de problemas

Hay que hacer un alto para destacar el primer problema. Excesivo número de vehículos y excesivas horas en servicio. Solución..., quizá un sistema de turnos o de ampliación de días de libranza.

Pero, por otro lado, hay un problema tan importante o más a resolver. Es el problema humano, tanto el de los trabajadores del sector como el de aquellos que desean incorporarse al sector como propietarios de sus respectivas licencias.

Debido a la premisa que señalábamos al principio, este Ayuntamiento, desde que las primeras elecciones democráticas se celebraron allá por el año 1979, no ha concedido ninguna licencia, pero en este mismo período las' licencias transmitidas por sus propietarios, por supuesto que legalmente, y de acuerdo. con el reglamento nacional, han pasado a cotizarse en el mercado libre de dos millones en 1979 a seis millones de pesetas en 1986. Todo ello legal, pero...

Por tanto, un segundo problema a resolver que está aparentemente en contradicción con el primero.

Dentro de este rosario de problemas con los que hay que enfrentarse, se encuentra también el de la delimitación del propio territorio a servir.

Los taxistas de Madrid y en virtud de los acuerdos que se firmaron en su día, atienden el territorio que se ha convenido en denominar como área unificada, área que comprende los municipios de Getafe, Pozuelo, Majadahonda, Móstoles, Alcorcón, Coslada y por supuesto Madrid, que fueron los que acordaron la integración.

Sin embargo, hoy hay una petición muy seria de otros municipios, tanto desde el terreno de las instituciones como del sector, que aspiran a integrarse en un área única.

¿Es deseable una ampliación del área unificada? ¿O acaso lo posible pasa por integrarse en el área integrada que promueve el Ministerio de Transportes?

Por último, el sector tiene una problemática que abarca desde una Seguridad Social insatisfactoria a un intrusismo laboral que perjudica tanto al patrón como a los trabajadores del sector; aumento del coste de los vehículos, etcétera.

Por ello, y aunque el Ayuntamiento tendría legalmente capacidad para imponer alguna solución (como es el grifo de las licencias), ha preferido convocar a todos los sectores afectados: sindicatos, patronales, entidades, usuarios, etcétera, y constituir una comisión que pueda llegar a adoptar propuestas de equilibrio y consensuadas y que permitan que en el futuro el grado de satisfacción de todos los implicados activa o pasivamente, aumente.