Marta Moriarty
Si Ágatha Ruiz de la Prada ha vestido la movida madrileña, Marta Moriarty le ha dado capilla y cobijo en su librería / galería, trasparedaña del barrio de Larra y los Borbones de Goya y Valle. Dos mujeres, pues (tres, con Olvido Alaska), constituye Ia conspiración de las bragas" que hizo posible la tal movida. Tres madres primeras, terribles y adolescentes. La mujer, como siempre, principio de todas las cosas. Marta y Moriarty toma copas para adelgazar, aunque ya ha adelgazado mucho, y va de rubia atenuada, con una salud de dientes en la sonrisa y un juego infantil de manos finísimas y casi párvulas.Marta Moriarty va de rebeca negra con grandes hombros, blusa de internado y zapatillas de Ágatha. Son una generación madrileña, la última que ha entrado en la vida nacional, que están entre Peter Pan. y la Alicia sabia de Carroll. No renuncian a su deje infantil, aunque saben, no ya tanto como Alicia, sino tanto o más que el propio Lewis Carroll. Su debilidad es su fuerza. La mujer europea ha conseguido ser un hombre que toma la píldora. La joven madrileña pone el énfasis, no ya en su femineidad, sino en su pubertad, aunque ande más cerca de los 30 que de los 20. Y ese en su encanto y ventaja. Marta y Moriarty se da duchas todo el rato, lee revistas femeninas cuando en el quiosco se han agotado las revistas intelectuales, dice cosas inteligentes y de pronto se desmaya en tópicos de Serrano, fuma rubio prestado y deja en el aire / aura de su vuelo un rastro delicado de oro y comic. Marta Moriarty es emblemática de su generación. Lanza a Ceesepe y vende novela negra. Ha hecho horóscopos en una revista, pero lee los horóscopos de las otras revistas y procura creer en ellos, aunque está en el truco. "Mira, Umbral, yo hacía el horóscopo de un personaje después de haberle conocido, por deducción psicológica, y claro, me salían muy bien". Vive y habla en tono menor, aunque haya dado tantos tonos mayores en la actualidad madrileña más Joven. De Arco al puente aéreo y muchas horas diarias en su tienda. Me entrevistan mucho, de Francia e Italia, sobre la movida. No sé si la movida madrileña existe, pero existe Marta Moriarty. Que huele en todo momento a ducha reciente.
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