Santillana se reservó para la prórroga
Santillana se reservó para la prórroga. Su leyenda de bestia negra del Inter se ve incrementada desde anoche. Sus dos tantos, el primero de ellos de cabeza, resolvieron la situación. Hasta entonces la noticía del partido había sido el espléndido fútbol de Butragueño, que hizo su mejor partido desde que fue ascendido al Madrid, y el fútbol intenso y duro de ambos equipos. El saldo final fue un partido imponente, con emoción, juego, dureza e intensidad, y un nuevo escalón en esta mar cha del Madrid para consolidar su estadio como un espacio asfixiante para sus rivales europeos.El Inter salió atrás, con exceso de miedo, y el Madrid empezó a jugar con un ritmo enloquecido, aprovechando los metros que le regalaban los italianos y levantando el balón cuando llegaba al área. Los madridistas salieron con la idea de que que la defensa del Inter era muy floja por arriba. Luego no lo, resultó ser tanto. Collovati se sostuvo dignamente ante Santillana y el resto de hombres altos de la defensa resolveron mal que bien las apariciones de Maceda o Gordillo para reforzar el poder cabeceador del Madrid.
Pero si Santillana tuvo problemas con Collovati y Hugo Sánchez no terminó de ganarle la partida a Bergomi, Butragueño fue un argumento ofensivo constante. Hizo el mejor partido que se le recuerda, al que sólo le faltó el colofón de algún tanto. Baresi apenas le pudo quitar algún balón, si no era por el método de la falta reiterativa. Butragueño recibía casi siempre de espaldas, amagaba antes de tocar el balón, se apartaba algún metro de Baresí y ya estaba armado para iniciar la jugada. Ent onces actuaba como un encantador de serpientes. Aflojaba el ritrno, esperaba que el rival cayese en el mismo grado de relajación y arrancaba bruscamente. Y su talento, su habilidad en el regate y su velocidad embobaban entonces al público, al tiempo que creaban continuos problemas a la defensa italiana.
Pero a partir del minuto 20 el Madrid tuvo un largo aunque no profundo bache de juego en el que la salida del Inter a la zona media para jugar el balón con la tranquilidad de Brady y Tardelli y el buen sentido de Fanna crearon problemas al equipo blanco. Por momentos, el juego del Madrid en el medio campo párecía algo, débil, y el equipo, quedaba como partido en dos mitades. Por ahí aparecía el buen fútbol del Inter, que, sin embargo, llegaba arriba con una debilidad manifiesta: Rummenigge no estaba en condiciones.
Michel, que tardó en entrar en juego, fue el hombre oportuno con una jugada en la que, a imitación de Butragueño, se metió en el área reiterando regates y acabó por provocar el penalti. Eso le ponía al Madrid en ventaja poco antes del descanso y resolvía bien una primera parte en la que si empezó bien hubo ratos en los que pasó dificultades.
No mucho después de comenza da la segunda mitad, y cuando el Inter había perdido ya a su otro buen delantero, Altobelli, Gallego envió un centro al área que Gordillo mandó a gol. Era ya una diferencia que bastaba para clasificar al Madrid, pero la pérdida momentánea de tensión defensiva le costó encajar un tanto que le volvia a poner difíciles las cosas. Para entonces, además, el Inter había estrellado un tirazo de Bérgomi en el palo. Las cosas no estaban claras.
Fue a partir de ahí cuando el partido cobró su mayor intensidad. El Inter, sin sus dos delanteros titulares, porque Rummenigge, aunque se mantenía en el campo, no estaba en condiciones, jugaba relativamente bien con Brady y Fanna, que se echó adelante, y en el Madrid se crecía Gallego en el eje del equipo, Michel aparecía por cualquiera de las dos bandas, y Butragueño seguía desencajando la defensa italiana en cada jugada. Todo ello le daba al Madrid el poder suficiente para irse imponiendo poco a poco a su rival. Así estaban las cosas cuando Butragueño hizo otra gran jugada y provocó el 3-1, por la del penalti.
Y así, intercambiando fútbol de altura y patadas por todas las zonas, porque los dos equipos jugaron durísimo y todos los jugadores fueron acumulando rabia y agravios durante el partido, aunque sin olvidar nunca que también tenían que jugar la pelota, se cumplieron los 90 minutos. Hombres que habían lucido poco, como Gordillo o Tardelli, fueron creciendo al final gracias a su fondo y a su veteranía. Otros se venían abajo, por exceso de fatiga y de patadas recibidas, como Fanna. Algunos, como Gallego, Michel y Collovatti, cuyas súbitas apariciones arriba creaban problemas, se mantenían.
La duda era, cuál de los dos equipos podía estar más agotado. Sin duda lo estaba el Inter, pero no hubo que esperar a comprobarlo porque nada más empezar la prórroga apareció Santillana, el hombre que más daño le ha hecho al Inter en su historia moderna. Se produjo un corrier a la derecha del ataque del Madrid y Hugo Sánchez reclamó para sí el lanzamiento del mismo. Lo hizo con perfecto temple y la cabeza de Santillana encontró lo que buscaba. El estadio desató toda su alegría.
El resto fue una fiesta que cabe imaginar, y que tuvo su eje central en la más bonita jugada que se ha visto en el Bernabeu. este año, una acción en la que Gallego sacó el balón largo en un momento en qué presionaba el Inter, Butragueño corrió con ventaja, pero fue alcanzado por la defensa y en lugar de forzar la jugada personal de incierto final se apoyó en Hugo, que a su vez aprovechó el desordenado y veloz repliegue de la línea defensiva italiana para encontrar entre sus hombres el claro que también había buscado Santillana. Y el veterano delantero marcó un gol de lujo que acabó definitivamente con el Inter.
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