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Los unisex

Se ha celebrado un congreso sobre homosexualidad en Madrid. Suéters de rombos, barbas tupidas ocultando una delicada donna, y hasta una pizarra para explicar la homosexualidad como los quebrados. Eso ya lo hizo André Gide en Corydon. De todos modos, un congreso de homosexuales de todos los sexos (también había lesbianas) le da como un cierto cosmopolitismo a Madrid. Nada tan cosmopolita como las transgresiones. El psicólogo Julio González ha dado mucho juego en el tema. Es miembro del llamado Movimiento Gay del País Vasco, y no sé por qué lo dicen en inglés, siendo tan fanáticos del euskera. Se conoce que no hay palabra para "marica" en ese idioma de piedra. También ha estado muy propio Jordi Petit, coordinador del Frente de Liberación Gay de Cataluña, pero uno, fanático de las lenguas, vuelve a encontrarse con el mismo problema: ¿por qué los gais catalanes dicen gay (alegre, en inglés, con clara connotación latina), si cuentan con una lengua riquísima para decirlo todo? Las jornadas han constituido realmente un seminario sobre homosexualidad y lesbianismo, dos variantes eróticas o sexuales que se dan en casi todas las especies, incluso en las plantas, pero que "a nivel humano", han pasado de la clandestinidad al proselitismo. Uno se encuentra muy a gusto entre homosexuales de cualquier sexo, siempre que sean inteligentes (que suelen serlo), pero uno no les consiente el proselitismo a que ahora se han lanzado, como los católicos: usted puede integrarse en lo que quiera, pero respete mi integridad.Lo único que se les pide es que no molesten ni anden siempre de por medio. Que tienen frustraciones sexuales. Pues claro, también yo, que amo a Ana Belén y no me corresponde. Y no por eso hago un symposium. Madrid, ciudad abierta, lo está a cualquier forma de sexualidad. Pero salvaguarda su libertad rechazando todos los amagos de proselitismo sexual, cristiano, político o gurú. A Madrid no hay quien le coma el tarro, tíos/as.

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