La viuda de Roberto Calvi asegura que del maletín de su marido faltan los documentos más importantes

La viuda de Roberto Calvi, el ex presidente del Banco Ambrosiano hallado suicidado el 17 de junio de 1981, bajo el puente Blackfriars, de Londres, declaró ayer que en el maletín de su marido, buscado inútilmente por la Interpol durante cuatro años y presentado en televisión la noche del martes pasado por el periodista y escritor Enzo Biagi, faltan los documentos más importantes que el banquero había sacado de Italia cuando se fugó a la capital británica. Según Clara Calvi, faltan todos los documentos preparados por su marido "para la venta del 16% de las acciones del Banco Ambrosiano al Opus Dei".

También añadió que quienes atentaron contra la vida de su marido lo hicieron precisamente para bloquear dicha operación, que hubiera evitado la quiebra del Ambrosiano. La señora Calvi siempre acusó de ello a Paul Marcinkus, consejero económico del Papa. De hecho, en los 53 documentos que aún han quedado en el maletín -vendido por dos italianos desconocidos al senador de la extrema izquierda Giorgio Pisano, que fue miembro de la comisión parlamentaria P-2- figuran una serie de cartas de Calvi al cardenal Pietro Palazzini, el mayor defensor del Opus Dei en el Vaticano, a través del cual estaba tratando de conectar con los miembros de la Obra para venderle parte del paquete accionario del Ambrosiano.Quizá lo más importante del maletín han sido las 23 llaves, entre ellas algunas electrónicas y otras claramente de cajas de seguridad, en las que Calvi ha podido dejar no sólo dinero o joyas sino, sobre todo, documentos de máxima importancia.

El maletín, que había sido comprado por cinco millones de pesetas conjuntamente por la RAI y por el semanario Panorama fue secuestrado inmediatamente después del programa de televisión por la Interpol y entregado a los magistrados de Milán.

El vicepresidente de los senadores socialistas, Andrea Buffoni, realizó ayer una interpelación al ministro de Justicia, Mino Martinazzoli, en la que preguntó si no constituye materia penal el que un periodista haya tenido en su poder durante varias horas un material que debía haber sido entregado inmediatamente a las autoridades judiciales.