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Un joven pasa tres años en la cárcel por dos delitos que no cometió

El joven cartagenero Ezequiel R. abandonó el pasado lunes la prisión provincial de Málaga, donde ha pasado tres años acusado de dos delitos de los que ha sido absuelto. Ezequiel, de 26 años, ingresó en la cárcel en la Semana Santa de 1983 tras ser detenido en Torremolinos (Málaga) y acusado de un delito de tráfico de drogas, del que fue absuelto en abril. de 1985. Sin embargo, no obtuvo la libertad, ya que en aún estaba pendiente otro sumario por la muerte del recluso de la cárcel de Málaga Luis Carlos Porras, que recibió una veintena de puñaladas. De esta manera, tuvo que esperar hasta el pasado lunes, cuando se hizo pública la sentencia por la última causa y se le declaró, igualmente, inocente.

Historia de Ezequiel

La historia de Ezequiel comenzó cuando aceptó una invitación de unos amigos para visitar la Costa del Sol en la Semana Santa de 1983. A los pocos días de llegar a Torremolinos, ambos fueron detenidos y encarcelados bajo la acusación de tráfico de drogas. Cuanado Ezequiel intentaba conseguir la libertad provisional por esta causa, un recluso de la cárcel de Almería le acusa de ser el autor de la muerte de Luis Carlos Porras, ocurrida en la cárcel de Málaga. La libertad provisional llega, pero ya no sirve de nada y Ezequiel se ve envuelto en un sumario por el que el fiscal le pide una pena de 30 años.La vista pública por la muerte de Porras se celebró en la Audiencia Provincial de Málaga el pasado 20 de marzo. El recluso de Almería que le había implicado en el asunto declaró ante el tribunal que lo hizo para para obtener una mejora en su situación en la cárcel, que luego no se produjo, y otro recluso, éste de la cárcel de Málaga, manifestó que había acusado a Ezequiel porque la policía le había amenazado con cargarle a él el crimen. Ninguno de los dos había rectificado su primera declaración, ya que, según afirmaron en el juicio, desconocían los trámites a seguir.

La acusación del fiscal contra Ezequiel, mantenida después de que cambiaran rotundamente las declaraciones, no tenía ningún otro fundamento, ya que en sus ropas no se encontró ni siquiera una mancha de sangre, además de que no llegó a entrar en la dependencia donde se produjo el hecho y no conocía a Porras ni mantenía relaciones con los otros implicados, de los que solamente uno ha sido condenado a 12 años por un delito de homicidio.

Celdas de castigo

La experiencia de Ezequiel en la cárcel malagueña ha llegado hasta el extremo de pasar en celdas de castigo el último mes de estancia, aunque no había sido sancionado. El motivo era la falta de infraestructura del centro, y la decisión se tomó tras la llegada de los reclusos que le acusaban, para evitar posibles presiones.Nada más abandonar el centro penitenciario, Ezequiel declaró que lo que más le importaba en estos momentos "es que, aunque sea tarde, se ha hecho justicia". "Realmente, no he perdido la confianza en los tribunales", agregó, "pero sí en algunos jueces que no se basan en pruebas a la hora de tomar sus ,decisiones y, como es lógico, tampoco puedo confiar en un sistema judicial que permite situaciones como la mía". El joven está convencido de que todo esto le ha ocurrido por pertenecer a una clase social hurnilde. "En caso contrario, el juez habría exigido pruebas y, si no se las hubieran entregado, habría decretado mi libertad".

El futuro es la segunda gran preocupación de Ezequiel. "Lo veo bastante negro porque, además del daño psíquico, mi estancia en la cárcel va a suponer un obs-, táculo para encontrar trabajo. El calibre de los sumarios en los que me he visto envuelto es demasiado grande como para que no se lo piensen antes de darme un empleo".

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