Memorias de la maratón de 'rock' y "folk'

La quinta edición de las 24 Horas de Música, organizada por el programa de Radio 3 La casa de la Troya, se celebró el pasado sábado en el Pabellón Municipal de Deportes de Alcalá ole Henares (Madrid). Fue transmitida en directo por Radio 3 de Radio Nacional de España y TVE-2. Más de 250 músicos de 45 grupos pisaron el escenario durante esta maratón musical, en la que la organización cumplió y el programa transcurrió según lo previsto, salvo algunas excepciones, como las caídas de cartel de Alarma, Juan Antonio Labordeta y Mediterráneo, y las incorporaciones de Del Gueto, Toreros Muertos, Misión Imposible y la Orquesta Clandestina. Durante las más de 24 horas que duró el festival pasaron por el pabellón de Alcalá de Henares alrededor de 10.000 personas.Las primeras 12 horas estuvieron dedicadas al rock y derivados, con momentos excelentes y otros de total incomunicación por falta de público. El grupo Metrópoli fue el encargado de abrir el fuego, y desde el primer momento se pudo comprobar que la organización funcionaba, y el sonido, tanto en el pabellón como en radio y TVE, era bueno. Con Burning se logró uno de los momentos álgidos de las 24 horas. El grupo comunica, la gente conoce sus canciones y su rock di recto funciona a la perfección.

Y desfile de clásicos de la escena madrileña: Coz, con Juan Márquez siempre en la pelea, como di ría por TVE-2; Ñu, que sigue recordando a Jethro Tull y tuvieron buen éxito; Asfalto y Topo, que sorprendieron con dos excelentes guitarristas. Hasta las tres de la madrugada fue la música basada en guitarras, con predominio de la técnica instrumental sobre las canciones. A Mermelada le costó entrar en ambiente, pero lograron llegar al público gracias a que los temas de su último elepé entran por derecho.

Los asistentes comenzaron a irse a dormir, y los granadinos de 091, los vascos de Exocet, Del Gueto, y los comienzos del bloque hard con Claxon, Sobredosis y Bella Bestia se encontraron con poco público. Según pulgarcito, de Tapones Visente, "era como tocar en una estación de tren a las seis y media de la madrugada". Todos mostraron buen nivel dentro de su estilo, aunque actuaciones interesantes y esperadas como las de los catalanes Decibelios y Desechables pasaron casi inadvertidas.

En Coche Patrulla, con otros dos magníficos guitarristas, se pudieron escuchar ecos de los Eagles, y Toreros Muertos, grupo madrileño con un peculiar sentido del humor, comenzó a caldear el ambiente de nuevo a las diez de la mañana. Los vascos de Speed, con su rock corrosivo, y Dino y Los Jets, en la borrosa senda de Objetivo Birmania, cerraron a mediodía del sábado el capítulo rock.

La Big Band del Foro, con buena parte de los jazzmen madrileños, procedentes del free, dio paso a Javier Batanero, que intentó romper el hielo para el folk y cantautores que llegarían a continuación. Los catalanes de La Murga, con su folk jazz de cámara, no dejaron que el ánimo decayese e iniciaron la remontada.All Tall, Mosaico, Julia León, Alborada y Raúl Alcover abrieron camino al bloque gallego, que animó considerablemente el ambiente, con Na Lua, Citania y Brath. Nino Sánchez, que sigue en la brecha; Castafiore Swing y la Orquesta Clandestina dieron paso a la entrega de premios, patrocinados por La casa de la Troya, que fueron entregados por la viuda de Enrique Tierno. El galardón Viejo Profesor, homenaje al fallecido alcalde de Madrid, recayó en Gonzalo Anaya Santos, catedrático de Filosofía de la Educación de la universidad de Valencia.En la última recta del festival, y con el pabellón al completo, Joan Bibiloni, Ketama y El Combo Belga estuvieron brillantes. Las 24 horas se cerraron con un balance positivo, aunque para posteriores ediciones podrían cuidarse más las entrevistas entre grupo y grupo y el criterio para reparto de horas, que marginó a grupos interesantes para otorgar los espacios de máxima audiencia a otros que apenas aportan nada al panorama musical español.