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Tribuna
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La Pregunta

" ... jugar al escondite resolvimos; / y tal jugado habemos, y tal maña nos dimos, / y tan rebién, al fin, nos escondimos, / que ya nunca jamás nos hallaremos".Joaquín María Bartrina

Dijeron que nos sacarían de la OTAN por mayoría simple y ahora quieren dejarnos en la Alianza Atlántica por minoría compleja. Una inversión más del programa electoral, pero tan invertida que más que inversión es reversión.

La pregunta que nos proponen para el referéndum / plebiscito es realmente compleja. En ella se resumen al menos cinco preguntas: una implícita, "¿Cree que la decisión sobre la permanencia en, o la salida de la OTAN debe fundarse en la razón de Estado / imperativos éticos?", y cuatro explícitas, "¿Cree que la razón de Estado aconseja seguir en la OTAN / salir de la OTAN?", y "¿En qué condiciones aconseja la razón de Estado seguir en la OTAN ... : ... total/ parcialmente integrados en la estructura militar?, ...con el suelo español nuclearizado / desnuclearizado?, ... manteniendo / reduciendo la pre sencia americana en las bases?".

Más información
Sí al referéndum

La pregunta incluye casi todo lo preguntable. Con leves excepciones: no se consideran los fines, sino los medios; no nos preguntan adónde queremos ir, sino tan sólo cuán deprisa queremos ir y cuán lejos queremos llegar (no nos preguntan si la OTAN nos parece buena / mala desde el punto de vista ético) y, sobre todo, se elude la pregunta "Usted personalmente, ¿desea que España permanezca en la OTAN / salga de la OTAN?". De la pregunta sólo se elude la pregunta.

La respuesta a una pregunta tan compleja debe ser bastante compleja. El sí es el producto lógico de cinco respuestas: "La decisión debe fundarse en la razón de Estado", y "la razón de Estado aconseja seguir en la OTAN", y aconseja seguir "parcialmente integrados en la estructura militar" y "desnuclearizados" y "reduciendo la presencia americana en las bases". El no es la suma lógica de cinco respuestas: "La decisión debe fundarse en imperativos éticos", o "la razón de Estado aconseja salir de la OTAN", o aconseja seguir "plenamente integrados en la estructura militar", o "nuclearizados", o "manteniendo la presencia americana en las bases". El sí es unívoco; el no es plurívoco. ¿Qué consecuencias va a sacar el Gobierno de un posible no: volver a los 100 años de honradez, sacarnos de la OTAN, meternos en la estructura militar integrada, nucleárizamos, mantener la presencia americana (o tal vez eliminarla)? .

La pregunta es compleja en el plano denotado o significado -digital- o contexto racional (en el referéndum). La pregunta es simple en el plano connotado o sentido -análogo-, o contexto emocional (en el plebiscito). El sí connotado o emocional tiene -por condensación metafórica- un sentido muy claro: "Sí, bwana" o "El jefe siempre tiene razón". El no connotado bemocional tiene también -por desplazamiento metonímico- un sentido muy claro: "¡Basta ya!" o simplemente no.

El sí condensa el sí al referéndum y el sí al plebiscito: ocupable, de pleno derecho, por los que -quieran o no quieran la OTAN- piensan que el Gobierno siempre tiene razón menos cuando se equivoca, y que el Gobierno no se equivoca nunca. El no condensa el no al referéndum y el no al plebiscito: ocupable, de pleno derecho, bien por los que -quieran o no quieran la OTAN- piensan que el Gobierno es intrínsecamente malo, bien por los que -quieran o no quieran al Gobierno- piensan que la OTAN es intrínsecamente mala. Los adictos al "sí, pero..." o al "no, pero..." van a ser arrojados a las tinieblas exteriores de la abstención o -si son responsables- del voto en blanco.

Complejidad

El significado denotado y el sentido connotado pertenecen al componente semántico, a lo que dice el lenguaje. Si pasamos al componente pragmático, a lo que hace el lenguaje, la complejidad se eleva a otra potencia. Votar es contribuir a que el poder y la prepotencia del partido del Gobierno crezcan hasta el paroxismo, y a que el proceso de integración en la OTAN se haga irreversible. Votar no es contribuir a que se produzca un vacío de poder -el PSOE puede disolverse como se disolvió UCD- y a que la OTAN, y en general los pactos militares, queden minados por una bomba de tiempo (el Gobierno español, sea cual sea el resultado de las próximas elecciones legislativas, va a intentar seguir en la OTAN, pero en condiciones de hecho precarias, y sentando un precedente, peligroso o alentador según se mire, para los movimientos pacífistas de uno u otro bloque). No votar, o votar en blanco, es contribuir a la deslegitimación de la ya deslegitimada democracia (ya que, en cualquier caso, se va a poner de relieve una marcada desequivalencia entre los votos de los representantes -en el Parlamento- y los votos de los representados -en las urnas-). En mayor o menor medida, todos quedan descolocados ante el referéndum / plebiscito.Inversión es el cambio entre los términos bueno y malo (para el PSOE, la OTAN era antes mala y ahora es buena). Un proceso continuo y acelerado de inversiones produce una reversión: de malo o bueno, y otra vez a malo, y otra vez a bueno... (la oposición bueno / malo gira como en un carrusel). Con tanto juego sucio, como diría el mareado Suárez, han mareado a la perdiz. Yo ya no sé si soy de los nuestros.

De pronto, Galeote -por TVE- me despeja el mareo. Está iniciando su campaña de difamación de los pacifistas. Una campaña que, por cierto, me recuerda algo ya casi olvidado. Gracias, Galeote, por recordarme que terigo que votar no.

Jesús Ibáñez es catedrático de Sociología de la universidad Complutense.

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