La revuelta de los reformistas

Los jóvenes oficiales del Movimiento Reformista de las fuerzas armadas filipinas tenían preparado, desde finales del pasado mes de enero, un plan para derrocar al presidente Ferdinand Marcos ante la perspectiva de que las elecciones presidenciales del pasado 7 de febrero fueran objeto de fraude por parte del presidente, que temía perder la consulta popular frente a su adversaria, Corazón Aquino.

Tres planes (los detalles del último son desconocidos) fueron preparados por los reformistas, que los comunicaron confidencialmente a Juan Ponce Enrile, ministro de Defensa, aunque no al general Fidel Ramos, quien, al parecer, no fue informado hasta el último momento. Entre los jóvenes reformistas destacan los oficiales de la promoción del año 1971 de la Academia Militar filipina, varios de ellos con grado de coronel.

Convencidos de que no sería posible obtener las reformas que introducirían una mayor profesionalización en el Ejército, con los consiguientes cambios en las estructuras de promociones y la retirada de veteranos generales, los jóvenes oficiales dieron publicidad a la realización de los dos primeros planes (A y B), orientados a una toma del poder para poner en marcha dichos cambios y propiciar la implantación de la democracia.

Al ser conocida su adscripción al grupo, los jóvenes oficiales fueron multados, criticados y discriminados por la mayoría del alto mando, en particular por el entonces todavía comandante en jefe, general Fabián Ver. Por ello, iniciaron hace varias semanas una campaña orientada a sensibilizar a la opinión pública y a sus jefes. El coronel Greg Gringo Honasan es, al parecer, el dirigente del intento contra el régimen del presidente Marcos, según informaciones del diario Philipine Dady Inquirer.

En un Ejército compuesto por unos 250.000 soldados -incluidas las fuerzas de la policía militarizada de Filipinas, de las que es responsable el general Fidel Ramos-, los reformistas no representarían más allá de un 10%.