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Sin el síndrome de Estocolmo, pero asustados

I. C., "No sufren del síndrome de Estocolmo", anticipó el subsecretario del Ministerio del Interior, Rafael Vera, antes de presentar a la Prensa a los tres funcionarios de la Embajada de España en Líbano que acababan de ser liberados, y las primeras palabras pronunciadas por los tres ex cautivos pusieron en evidencia que no padecían ese síntoma que incita a algunos rehenes a identificarse con la causa defendida por sus secuestradores.

Acompañados por una escolta de la milicia shií Amal, los tres ex secuestrados aparentaban estar, cuando llegaron minutos antes de las dos de la tarde (hora local) al despacho del líder Nabih Berri, aún asustados y cabizbajos, a pesar de que la víspera por la noche les había sido anunciada la buena nueva de su puesta en libertad.

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Reticentes a responder a las preguntas,mientras estaban aún en la oficina del jefe de Amal, los tres apresados se atrevieron, por fin, a hacer uso de la palabrá en la residencia del embajador español, situada en el sector cristiano de la capital libanesa, pero ninguno aseguró que había sido tratado bien por sus guardianes. Todo lo más, el geo Pedro Sánchez Anula afirmó que el comportamiento de sus carceleros fue "normal", tras manifestar que "desde luego me he dado cuenta, a pesar de haber pasado todo este tiempo encerrado, que esto [refiriéndose a Beirut] es totalmente diferente y mucho más peligroso".

"Pero en una fotografía publicada por diversos medios, ¿se adivinaba una radio y en otras aparecía incluso un televisor?", preguntó un periodista. "Esas fotos", contestó tajante el vicecanciller libanés Gaspar Abdo, "no fueron hechas en la habitación donde estábamos habitualmente encerrados, aunque es cierto que dispusimos, de vez en cuando, de una radio y, al final, de un pequeño aparato de televisión".

"Poner música, escuchar las noticias y, sobre todo, no perder la esperanza" eran, según su hermano, el canciller español Asad Abdo, las principales actividades de los tres reclusos que al término de 32 días de cautiverio disfrutan de nuevo de la libertad. "Y no sabemos", prosigue emocionado este funcionario, "qué bonita es la vida cuando se es libre".

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Gaspar Abdo es el que peor recuerdo guarda de su detención, y aunque reconoce no haber sido golpeado sí cuenta los empujones que recibieron y la imposibilidad de acudir, a veces, al cuarto de baño, "porque no nos abrían la puerta del cuarto y nos hemos visto obligados, en algunas ocasiones, a hacer nuestras necesidades en la pequeña estancia".

Sólo la comida le merece al vicecanciller un elogio. "Era abundante y no estaba mal", asegura mientras el policía de elite español explica que, al principio le costó un poco acostumbrarse a la cocina libanesa, "aunque después me ha parecido normal, correcta", precisó. "También", recuerda con su acento andaluz Sánchez, "me dieron tabaco rubio". Pero, en cambio, no le entregaron la carta que sus padres le escribieron desde Jaén.

Por otra parte, el ministro del Interior, José Barrionuevo, comunicó ayer por teléfono, poco después de las dos de la tarde, la noticia de la liberación del geo, Pedro Sánchez,a la familia de éste en Bailén (Jaén). Sin embargo, el padre del geo, Francisco Sánchez Polaina, presidente de la agrupación socialista de Bailén, ya estaba eufórico, puesto que había oído por la radio la información sobre la liberación de su hijo, unos minutos antesde conversar con el ministro del Interior, informa Javier Fuentes desde Jaén.

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