Eanes, el presidente de la transición
Antonio dos Santos Ramalho Eanes, general, de 51 años, entregará la presidencia de la República portuguesa, que ocupaba desde julio de 1976, a Mario Soares, fundador y líder histórico del Partido Socialista de Portugal. Cediendo a la tentación, natural en los vencedores, de hacer de su triunfo el primer día de una nueva era, Soares dijo el domingo a sus entusiastas partidarios: "Acaba de cerrarse un capítulo de la historia portuguesa; terminados 10 años de la transición, entramos en la plena normalidad democrática".Este título de presidente de la transición que Soares atribuye, sin nombrarlo, a su predecesor es una forma de minimizar la diferencia entre el 61% y el 57% de los votos alcanzados por Eanes en 1976 y en 1980 y el 51,3% que le ha otorgado la victoria al veterano político socialista.
No deja de hacer justicia a los méritos del anónimo comandante de infantería, oriundo del sector moderado del puñado de militares que derribó en 1974 "la más vieja dictadura de la Europa occidental", recordar que emprendió hace 10 años la doble tarea de hacer regresar a los militares a los cuarteles y de institucionalizar en Portugal una democracia pluralista parlamentaria.
Militar, pero opuesto a toda forma de caudillismo castrense, Eanes suscitó muchas hostilidades por su concepción del papel del jefe del Estado como "árbitro supremo de los conflictos" y sus reiteradas intervenciones para señalar los males de la sociedad.
En 10 años de mandato disolvió dos veces el Parlamento, dio la investidura a 10 Gobiernos y fue el blanco de presiones y críticas por intervenir demasiado, o demasiado poco, en la vida política nacional. Acusado de haber sido factor de inestabilidad, se defiende subrayando que se limitó a permitir la libre expresión a la alternancia. Pero el general presidente nunca se negó a promulgar una ley importante, aunque a veces, como fue el caso de la revisión constitucional de 1983, fuera hecha en parte contra él.
Elegido en 1976 por una mayoría que iba de la izquierda moderada a la derecha, reelegido en 1980 por una mayoría de centro e izquierda asustada por el desbordamiento involucionista hecho posible por el reflujo revolucionario y la gravedad de la crisis económica y social, Eanes ha echado los cimientos del concepto que la mayoría de los portugueses tiene hoy de la función del jefe del Estado.
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