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UN NUEVO JEFE DE ESTADO PARA PORTUGAL

Soares se apresura a distanciarse de los comunistas

Mario Soares fue elegido el domingo presidente de Portugal después de una intensa campaña electoral centrada en el "desafío histórico de dar continuidad al Veinticinco de Abril". Las referencias radicalizadas "al espíritu de Abril", ausentes en la primera vuelta de su campaña, se diluyeron inmediatamente después de que el líder socialista tuviera confirmación de la victoria. "Seré fiel a los compromisos que asumí antes de la primera vuelta", dijo. Estas palabras supusieron un jarro de agua fría para los comunistas, que habían pedido al nuevo presidente la continuidad en el futuro de "la convergencia democrática" lograda durante las dos últimas semanas.

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La victoria de Soares demostró que el Veinticinco de Abril continúa funcionando como un talismán en Portugal. Bastó que Soares apareciera como el único capaz de hacer frente a la presunta amenaza de la derecha, para conseguir una extraordinaria victoria, espectacular no por sus dimensiones sino por las condiciones en que la logró. En lucha contra los elementos -y nunca mejor dicho, el domingo hizo un día de perros en Portugal-, Soares, que a duras penas consiguió pasar a la segunda vuelta en enero, obtuvo un éxito que remacha su carrera y ratifica su condición de animal político y corredor de fondo contra las adversidades.El triunfo del carismático líder socialista se produjo gracias a los votos de los comunistas, que tuvieron que tragarse el sapo de votar a un Soares al que llevaban 10 años denostando para poder derrotar a un Freitas que a sus ojos encarnaba la reacción y el fascismo. Soares no se ganó el voto de un solo comunista sino que éstos se manifestaron electoralmente contra Freitas. La izquierda votó en bloque, sin una sola fuga, a Soares. Las circunscripciones que hace tres semanas apoyaron mayoritariamente a Francisco Salgado Zenha, un disidente socialista, se apiñaron en torno a Soares, y en ellas logró el domingo más votos que los obtenidos por los tres candidatos de izquierda en la primera vuelta.

La mayor participación electoral -21,7% de abstenciones, tres puntos por debajo de la registrada en enero- no incidió decisivamente en el resultado, pues también Freitas do Amaral logró incrementar el número absoluto y relativo de sus votos en todas las circunscripciones.

La victoria de Soares fue un triunfo de Alvaro Cunhal, secretario general del Partido Comunista portugués, quien consiguió que todos sus fieles, militantes y electores, suscribieran la candidatura del socialista. Sin embargo, Soares se desmarcó el mismo domingo de los comunistas, y en una intervención en tono presidencial manifestó: "No seré el presidente de un partido ni de la mayoría que me eligió; seré el presidente de todos los portugueses, independientemente de sus opciones".

El centro y la derecha portugueses sufrieron con la derrota de Freitas un dolorosísimo contratiempo. En el entusiasmo suscitado entre la juventud por la candidatura de Freitas ven los observadores una advertencia a la izquierda. "Dentro de cinco años, cuando esta juventud que nos ha seguido pueda votar, nuestras ideas podrán conseguir la victoria", dijo Daniel Proenga de Carvalho, director político de la campaña freitista. El propio Soares cerró su corta declaración tras la victoria con un especial llamamiento a esos jóvenes que el día de mañana le pueden resultar esquivos. "A ellos les dirijo mi última palabra de esperanza en un futuro de paz, libertad, seguridad, desarrollo y justicia", dijo.

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Soares jurará en la Asamblea de la República, como primer presidente civil en seis décadas, el 18 de marzo. Antonio Ramalho Eanes, presidente en funciones, hizo votos por que la presencia de Soares en la jefatura del Estado sirva "a la paz, la concordia, el progreso y la justicia".

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