El nuevo presidente deberá afrontar un grave problema económico
, ENVIADO ESPECIAL, Portugal es el país más pobre de Europa, con un producto interior bruto per cápita de 2.338 dólares, la mitad del español. Para los patrones de vida europeos, el portugués, más que vivir, sobrevive, hundido bajo el peso de una onerosísiroa deuda externa de 16.000 millones de dólares (aproximadamente, 2,4 billones de pesetas) y unos salarios medios de 35.000 pesetas. Sin embargo, la situación comienza a modificarse, y el nuevo presidente Ipso se va a encontrar con un Portugal que se esfuerza por salir del pozo.
Portugal vive en estos días una esperanza en cierta medida equiparable a la que recorrió España con el triunfo socialista en 1982. Por fin un Gobierno aborda frontalmente problemas largos años pendientes. Su primer ministro, el socialdemócrata Aníbal Cavaco Silva, opta por medidas que alivian el duro vivir de cada día, y ofrece una imagen de hombre empeñado en resolver problemas más que de líder de partido enfangado en la bronca política. El que esto sea hoy posible se debe, sin embargo, a un hombre al que la izquierda no quiere y la derecha rechaza ahora, a un político nato que tuvo el valor de poner en orden una casa que él mismo había contribuido a dejar como una leonera, a un personaje sin cuya presencia muchos no conciben a Portugal: Mario Soares.El país entra en 1986 con un horizonte medianamente claro y un presupuesto expansionista, después de un trienio para el olvido. Cavaco Silva, primer ministro serio y astuto donde los haya, es deudor de la política soarista de sacrificio que ha padecido Portugal en los últimos años. Miguel Cadilhe, su ministro de Hacienda, no lo quiere reconocer. "Esfuerzos en finanzas públicas, conozco pocos de Soares", dice.
Otra personalidad con altísimas responsabilidades en el mundo de las finanzas oficiales, que quiere guardar su identidad, desmiente al ministro: "La economía no da saltos, y el presupuesto de 1986 viene determinado por el de 1985".
La orientación favorable estaba apuntada en la segunda mitad del
año pasado. "La recuperación podía haber empezado seis meses antes, y no fue así por error de Soares, que empezó a gobernar mal en la segunda mitad de 1984", indica la misma fuente. "El superávit que es previsible en la balanza comercial y la anunciada política de inversiones en obras públicas, más una coyuntura externa favorabilísima, con la' caída del dólar y del precio de los crudos, van a hacer que Freitas y Cavaco, si gana Freitas, den impresión de un país hacia la felicidad", continúa este informante, un destacado hombre del Partido Socialista.
Sea quien fuere el triunfador de hoy, tendrá la suerte de encontrarse con un futuro de esperanza. Los retos, sin embargo, son muchos. A la cabeza, la integración en la Comunidad Europea (CE) y la reducción del desempleo.
Los empresarios tiemblan ante Europa. La estructura productiva portuguesa es endeble. El paro afecta a unas 600.000 personas, el 13% de la población activa, según fuentes sindicales. De esos parados sólo el 10% cobra subsidio de desempleo.
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