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AP, entre el liberalismo y la caverna

El congreso de Alianza Popular, séptimo de su andadura, ha estado rodeado de cierta espectacularidad gracias a la iniciativa de las listas abiertas. Fernando Suárez, quien estaba marginado de los puestos de poder en el partido, ideó esta propuesta para recuperar influencia en el aparato, y lo ha conseguido, ciertamente. ( ... )Algunos observadores han sefilado a Fernando Suárez como triunfador del congreso, e incluso como defín de Fraga. Sin duda, semejante observación, quizá exagerada, es la clave más negativa de la ceremonia congresual. En efecto, Fernando Suárez mantiene las actitudes más estatalistas que quepa encontrar en AP, al respecto de la que él llama, en eufemismo corporativista y neofranquísta, "política social".

Frente al liberalismo de un Abel Matutes, por ejemplo, Suárez defendió en su día, en la Cámara baja, el modelo más tradicional de Seguridad Social, frente a un partido socialista -nada menos que pretendía una tímida reforma que permitiera una privatización parcial y la creación de los deseables -e impuestos en toda Europa occidental- fondos de pensiones. ( ... ) Resulta obvio que con estos epígonos de Girón en puestos eminentes Alianza Popular no puede llegar ni siquiera a codiciar el poder.

( ... ) Miguel Herrero, por su parte, supo sobrenadar con acierto-como casi siempre- la retórica ultraconservadora y superó el congreso con brillantez, perfilándose como uno de los hombres más brillantes de AP. ( ... )

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En suma, la derecha conservadora ha hecho cuanto ha podido, una vez más, aunque con los lastres insuperables de un liderazgo que despierta tantas adhesiones ardientes como rechazos viscerales, y de una permanente tensión interior entre modernidad y reacción.

( ... ) AP sigue debatiéndose entre el liberalismo y la caverna. Y hasta que esa derecha no elija con claridad, estaremos todos abocados a la tragedia de un régimen de partido dominante. En el fondo nada ha cambiado en AP: Alfonso Guerra debe seguir frotándose las manos.

, 10 de febrero

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