_
_
_
_

La fabricacion casera predomina en los disfraces del carnaval

La mayoría de los madrileños obtiene su vestuario de carnaval por medio de la fabricación casera. No así los complementos del disfraz, que suelen comprar. La razón es económica. Resulta mucho más barato hacer un traje en casa que alquilarlo o -ni qué decir tiene - comprarlo, si bien el alquiler aún llega a ser un vehículo para la transformación cuando no se trata de ir adornado con ropajes fastuosos, sino como un pirata harapiento varado en la playa de asfalto. En estos días, las casas de alquiler evitan proporcionar los vestidos caros porque temen que se destrocen.

El elemento sorpresa tiene un fuerte peso entre quienes se animan a participar en el carnaval. María de los Angeles Delgado se resistía a decir que su grupo de amigos de la Alameda de Osuna era la comparsa El inflierno que viene en el desfile de carnaval, y más resistencia ponía a desvelar el misterio de sus vestidos, que los configuraron como diablos por el módico precio de 2.000 pesetas.Una reserva similar ofrecía Clara Pérez, de Alcobendas. Su grupo está organizado desde hace cuatro años. Clara explicó cómo, reunión a reunión, tres o cuatro meses- antes de que lleguen los carnavales, deciden el tema con el qué van a participar. Ellos fueron este año de El-Ivava y los 40 ladrones. El acuerdo del grupo se traduce luego en trabajo para dos o tres personas que diseñan el vestuario. Los complementos se compran aparte, por unas 1.000 pesetas el gorro y las barbas, pues se trata de ir difrazado de árabe. Para las comparsas, el efecto de conjunto es fundamental. "No es tan importante la uniformidad como la identidad en algunos detalles", apunta Clara Pérez.

Nadie se hace o se compra un traje carísimo para este divertimiento ocasional, ni los comerciantes especializados se arriesgan a alquilar trajes fastuosos en estos días.

Vicente Cornejo, experto en este ramo del comercio, explica por qué María Antonieta resulta inalcanzable: "El vestido vale 100.000 pesetas. No se compra. No puedo - alquilarlo porque es demasiado riesgo y nadie pagaría un alquiler de 20.000 pesetas y una garantía por si se estropea".

Sabe bien este hombre, curtido en miles de refriegas del arte escénico, que la demanda.va por otros derroteros: "La gente quiere ropajes de fantasía y regionales: zíngaros, piratas, rusos, chinos, algo con aire destrozón y, al .mismo tiempo, Vistoso".

Por tres días -de viernes a lunes o de martes a viernes, dice Cornejo- se puede disponer de un vestido de la Edad de Piedra hasta nuestros días por -unas 2.500 pesetas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El auge del carnaval madrileño en los últimos-años no ha superado el apogeo que tuvo "enlos primeros años cuarenta, después de la guerra y antes de que los prohibieran", recuerda Cornejo. La industria del disfraz no ha experimentado ningún salto -especial por el último impulso.

Ha sido la industria del complemento del disfraz -antifaces y caretas, títeres y asimiladosla más beneficiada por tal impulso. En Madrid, la casa comercial más destacada es posiblemente Vicente Rico. Maite Manzaneque, de dicha firma, señala que los focos tabriles más importantes son Barcelona y Valencia. Mientras que el comercio del vestido vende más al por mayor -teatro, televisión, etcétera-, la industria y el complemento lo hace principalmente al detalle y, más que en carnaval, en Navidad y San Isidro. En este mercado aún se encuentran cosas por 14 pesetas. Según Luis Madrid, de la Dirección General de Empleo y Desarrollo de la Comunidad de Madrid, 19 establecimientos artesanos -entre dos y cinco operarios- hannacido en Madrid para este tipo de producción en los últimos cuatro años.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_