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La tercera equivocación

Desde diciembre de 1983, cuando empezaron a actuar los GAL sustituyendo al Batallón Vasco-Español, este grupo terrorista ha reivindicado 27 acciones que han provocado, al menos, 29 muertes y 16 heridos. Nueve de estos atentados han tenido como escenario otros tantos bares del País Vasco francés. Se tiene constancia que al menos tres de estas acciones han sido un fracaso y que en otros tres casos la violencia ha estado dirigida contra tres personas identificadas erróneamente.El primer error se cometió, al parecer, el 4 de diciembre de 1983, cuando unos desconocidos secuestraron en Hendaya a Segundo Marey, un súbdito español de 51 años, refugiado en Francia desde 1936. Diez días más tarde la policía recibió una llamada anónima que le permitió localizar al secuestrado con vida, que permanecía atado a un árbol en Dancharia, en la frontera entre España y Francia. La policía encontró entre sus ropas una carta en la que los GAL reivindicaban la acción, anunciaban que responderían violentamente a cada acción cometida por ETA y aseguraban, sin embargo, que desistían de la operación como "prueba de buena voluntad". Esta fue la primera tarjeta de presentación del grupo terrorista. El secuestro y posterior liberación de Segundo Marey provocó la perplejidad de los refugiados vascos y de los policías especializados en el tema, ya que desde 1976 habían desaparecido en el País Vasco cinco personas y nunca se localizó a ninguna de ellas. Este hecho permitió sustentar la teoría de que los GAL intentaban enmendar su error con la liberación de secuestrado. En otros sectores de los refugiados se barajó la posibilidad de que se tratase de un pacto, ya que la liberación de Marey coincidió con la de cuatro policías españoles que se encontraban arrestados por la Audiencia de Pau (Francia), al parecer implicados en un intento de secuestro de un refugiado en Hendaya.

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La familia comparecerá como querellante en el sumario

El segundo error se cometió, al parecer, el 1 de marzo de 1984 en Ciboure (Francia), cuando un comando de los GAL disparó sobre Jean-Pierre Leiba, de 28 años de edad, un empleado de la empresa Transfesa. La policía española detuvo a dos personas, que se confesaron miembros del GAL y que aseguraron en sus primeras declaraciones que la muerte se produjo por error. Uno de los acusados, Daniel Fernández Aceña, desmintió estas versiones y realizó unas declaraciones a la prensa asegurando que se había ejecutado a Leiba por ser un agente doble al servicio del GAL y de ETA. En la sentencia en la que se condenó a estos dos terroristas a 29 años de prisión se asegura, sin embargo, que el asesinato de Leiba fue un error ya que lo confundieron con un refugiado llamado Ugarte.

El asesinato de Robert Caplanne podría ser el tercer error cometido por el GAL, si se confirman las declaraciones realizadas por los detenidos, las suposiciones del abogado de la familia y la hipótesis establecida por el instructor en el auto de procesamiento dictado recientemente contra los seis componentes del comando.

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