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ELECCIONES PRESIDENCIALES EN FILIPINAS

Así se vota en la 'Hacienda Luisita'

La jornada electoral en la finca de la aspirante a suceder a Marcos

Anselmo Sidora balancea a su bebé de dos meses, que duerme en la hamaca instalada en su cabaña, de unos 20 metros cuadrados, una más de las múltiples que hay en la Hacienda Luisita, explotación de caña de azúcar de 5.500 hectáreas de extensión, propiedad de la familia de Corazón Aquino, situada en la provincia de Tarlac, a unos 100 kilómetros de Manila. Anselmo, de 36 años, ha ido a votar en la Hacienda Luisita poco después de que lo hiciera, en el mismo lugar, a las 7.35 de la mañana, Cory Aquino, la candidata de la oposición a la presidencia de Filipinas.

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"Naturalmente", dice Anselmo, en inglés, "he votado por Cory". Su mujer tiende la ropa en el pequeño patio, lindante con una estrecha carretera asfaltada por la que varios camiones, la mayoría viejos GMC norteamericanos, herencia de la II Guerra Mundial, transportan la caña de azúcar hacia la fábrica de la hacienda para su elaboración.Yo trabajo en el mantenimiento del campo de golf", dice Anselmo, "y recibo 800 pesos mensuales -unas 8.000 pesetas- más 50 kilos de arroz". La familia de Anselmo, con seis hijos, no se queja de su suerte. En la Hacienda Luisita hay servicio médico, su cabaña tiene luz eléctrica y su vecino hasta un televisor.

Anselmo Sidora no recuerda la época en que la Hacienda Luisita era propiedad de la empresa española Tabacos de Filipinas, y de cuando los Cojuangcos la compraron unos años antes de que la revolución cubana hiciera disparar el precio del azúcar, uno de los productos clave de la economía filipina.

En la provincia de Tarlac, una de las más conflictivas del voto presidencial filipino, la influyente dinastía de los Cojuangcos ilustra, sobre el terreno, las profundas divisiones políticas que han originado 20 años de régimen de Ferdinand Marcos.

Corazón Cory Aquino, líder de la oposición moderada, se enfrenta electoralmente a su primo hermano, Eduardo Cojuangco, uno de los hombres más ricos de Filipinas, conocido como el rey del coco, íntimo amigo del presidente Marcos y propietario, entre otros, de uno de los monopolios que Cory Aquino (Corazón Cojuangco, de soltera) amenaza con desmantelar si vence en la elección.

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"Hoy es el día más importante de mi vida. Camino hacia la victoria", dice Cory, en el momento de depositar su voto en la Hacienda Luisita e invitar a los periodistas a su próxima instalación en el palacio presidencial de Malacañang. En esos momentos, la euforia no permite pensar en una derrota electoral. Los gritos de simpatía de sus partidarios son como la esperanza que no piensa en la derrota.

"Hoy es mi día y voy a ganar", añade emocionada Cory, como la llaman cariñosamente sus seguidores. "Pero todo se lo debo al pueblo filipino, a vosotros. Os espero a todos el día de mi toma de posesión".

La candidata de la oposición acudió a oír misa a la hacienda a las cinco de la mañana y cuando llegó al colegio electoral, pasadas las 7.30 horas, fue acogida con aplausos y gritos de entusiasmo por varias decenas de sus seguidores.

Este largo y difícil camino político de la candidata presidencial comenzó también para Cory Aquino en la provincia de Tarlac. Comenzó cuando conoció a Benigno Ninoy Aquino, nacido en Concepción, pequeño pueblo situado a unos 20 kilómetros de la Hacienda Luisita.

"Nosotros siempre hemos pedido que después del asesinato de Ninoy, la restauración de la democracia se tenía que hacer pacíficamente", explica en su sólida casa de estilo colonial Aurora Aquino, madre del ex senador Benigno Aquino, cuyo asesinato, en agosto de 1983, en el aeropuerto de Manila, cuando iba escoltado por un grupo de policías, desencadenó un turbulento proceso político contra Marcos y galvanizó a la oposición para estas elecciones que intentan el cambio en el país.

Una cita de Mao

"Pero, como dice Mao Zedong, el poder está en la punta del fusil", añade la madre de Aquino, de 75 años de edad. "Tenemos que luchar hasta el fin, porque la libertad no se da en platos de oro", dice Aurora Aquino hablando en un perfecto castellano, herencia del pasado colonial de este país.

"Hemos hecho todo lo posible por evitarlo, pero temo que habrá violencia", continúa la señora Aquino, interrumpida por la llegada de gentes del lugar que denuncian haber recibido golpes por parte de grupos paramilitares, organizados para boicotear la misión de los hombres de Nanifrel (Movimiento Nacional Ciudadano Para unas Elecciones Libres), cuya función está destinada a evitar el fraude en las urnas.

"Tengo miedo de que tengamos una revolución", concluye Aurora Aquino, suegra de la candidata presidencial, que ha contribuido activamente a una campaña electoral en la que muchos filipinos, incluido Anselino Sidora, tienen depositadas sus esperanzas para un futuro mejor en Filipinas.

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