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CANTABRIA

Inquietud en Santander tras el extraño asesinato de cuatro personas

Cuatro personas han sido asesinadas en Santander en el espacio de tres días, en dos sucesos que, según fuentes policiales, tienen conexión entre sí. Estos informantes temen que los asesinatos continúen, puesto que parece tratarse de un caso de venganzas. No obstante, no han sido facilitados datos claros que relacionen uno y otro suceso. Los asesinatos han causado cierta alarma en Santander, donde nunca se habían producido casos de este tipo en tan corto margen de tiempo.

Los hechos ocurrieron a medianoche del domingo y a las nueve de la noche del martes. El domingo día 2, un ciudadano que andaba por un camino vecinal del barrio de Cueto encontró en el suelo los cuerpos de un hombre y una mujer jóvenes, que yacían el uno junto al otro. Las conclusiones de la autopsia indicaron que ambos -Sixto Franco Escalante, de 30 años, casado, y María Violeta Puente, de 27, también casada- habían sido asesinados en ese lugar.Cada uno de los cadáveres presentaba tres orificios de bala. Junto a los cuerpos fueron hallados casquillos de los calibres 9 y 35 milímetros. Ambos tenían antecedentes policiales por delitos contra la propiedad y por tráfico y consumo de drogas.

El martes siguiente, dos trabajadores que se dirigían a una empresa de la zona de la comarca de Cudón a Mogro, a 18 kilómetros de la capital, se toparon con una furgoneta en llamas aparcada cerca del cementerio de Miengo. Cuando el fuego quedó extinguido, y pudo ser abierta la puerta del vehículo, fueron hallados dos cuerpos carbonizados que se encontraban en la parte trasera del automóvil.

Las investigaciones posteriores indicaron que los fallecidos son el propietario de la furgoneta, Pedro Grande Jiménez, de 32 años, casado, padre de cuatro hijos, natural de Zamora y vecino de Tarragona, cuya madre reside en la capital cántabra; y su cuñado Miguel Romero Moreno, de 27 años, casado y con tres hijos.

La autopsia permitió saber que uno de ellos murió de un tiro; y el otro, de varios golpes en la cabeza. Ambos fueron vistos en Santander poco antes cuando salían de la casa de la madre de Pedro Grande.

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