Alberto Zedda

Haber nacido en Milán fue una ventaja para alguien como Alberto Zedda. Allí está el teatro La Scala, en el que reinó durante años el agudo perfil vocal y corporal de María Callas. Zedda pudo acudir durante años a los ensayos que se celebraban en ese teatro sagrado, y observó las distintas gesticulaciones de la gran cantante y de personajes de la dirección orquestal como Furtwángler, Bruno Walter, Karajan o Toscanini.A este último fue al que Alberto Zedda pudo ver cuando asistió por primera vez a un concierto, en 1946. Entonces se sintió magnetizado por una atmósfera que le hizo olvidar por momentos a esa joven importante en su vida a la que acompañaba.

Zedda empezó a estudiar música, pasada ya su adolescencia, y aunque perdió la ilusión de convertirse en instrumentista señala que como director pudo acercarse a las obras "desde el criterio crítico que da la madurez".

Es un hombre delgado de poca estatura a quien parece sobrarle el traje, y los párpados abultados le hacen transmitir una imagen de somnolencia permanente. Eso hasta que empieza a hablar en un italiano que cualquiera entendería. Si Zedda se refiere a un personaje de ópera trágico concentra en su voz la pesadumbre, y por si esto fuera poco claro tararea algún fragmento de la ópera de una forma rotundamente explicativa.

La afabilidad y la simpatía son dos de sus rasgos. Durante su etapa en el Conservatorio de Milán coincidió con Claudio Abbado y asistió a clases de Carlo Maria Giulini. Cuando salen estos nombres y otros de celebridades en la dirección de orquesta, Zedda se coloca en un discreto segundo plano, de estudioso no consagrado totalmente a su carrera orquestal. De todas formas, su actividad como profesor de filología musical en la universidad de Urbino no ha impedido que sea invitado a menudo por orquestas importantes.

Zedda ha dirigido a muchos de los grandes cantantes de ópera, entre ellos a españoles como Alfredo Kraus, Plácido Domingo, José Carreras y Teresa Berganza. Con Monserrat Caballé actuará el próximo año.

De ellos destaca su elegancia y refinamiento. Con la griega Agnes Baltsa - mezzosoprano "a la que adoro", dice-, y con la que ahora actúa en Madrid, ha gra bado ya dos discos. Zedda es un optimista que se muestra entusiasmado por la vida. Su secreto es "vivir cada momento con la intensidad de la primera vez".