Juan Antonio Carrillo Salcedo
Catedrático de Derecho Internacional, sustituye a García de Enterría como magistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Juan Antonio Carrillo Salcedo, catedrático de Derecho Internacional de la universidad de Sevilla, fue nombrado el pasado miércoles magistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sustituyendo en el puesto a Eduardo García de Enterría.
La decisión ha partido de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Carrillo actuó como relator general en el VI Coloquio Internacional sobre el Convenio Europeo de Derechos Humanos, celebrado en Sevilla el pasado mes de noviembre.Paradigma del didactismo, primero plantea una interrogación y luego le da respuesta. Carrillo expresa en pocas palabras la necesidad de un equilibrio entre el derecho nacional y el supranacional. Ejemplifica con un caso inglés para poner de manifiesto la importancia del derecho supranacional sobre el derecho interno. "Esto es así, sin duda. Sólo las dictaduras y los países de etiqueta socialista no lo aceptan".
Carrillo, que hasta el pasado miércoles fue miembro de la Comisión Europea de Derechos Humanos, es consciente de los peligros que tal sentencia acarrea: "Si en noviembre leí mi informe en presencia del vicepresidente del Gobierno y del ministro de Justicia, fue para que oyeran las críticas que éste incluía. España ratificó el Convenio Europeo sobre Derechos Humanos, pero planteó cuatro reservas, alguna de ellas ya retirada. Las reservas son legales, pero el convenio es algo homogéneo y me parece más testimonial aceptarlo en bloque".
"Sí ocurre", reconoce Carrillo, "que a los Gobiernos no les agradan los díscolos. Pero nunca he tratado de hacer carrera, puesto que he dispuesto de un trabajo de funcionario en la libertad; tengo claro el principio civilizador según el cual el trato que el poder da a los ciudadanos no es una cuestión interna ni nacional".
Este internacionalista de 51 años, que se disculpa por dominar sólo cuatro idiomas, cree que en España hay gente que intenta explotar la tortura políticamente antes que buscar justicia en los tribunales españoles y, si fuera preciso, en Estrasburgo; "quizá por un compromiso político que les impide defender a la comunidad, ya que la tortura es un crimen contra la humanidad, y si en un país se practica todos tenemos las manos manchadas si no hacemos nada para evitarlo".
Carrillo Salcedo es un raro ejemplar de la fauna universitaria. Es habitual que sus alumnos rompan en aplausos al final de sus clases. Lo que él achaca a un "desbordamiento de amistad profesor-alumno" tal vez se deba a sus férreas convicciones y a sus celebradas sentencias: "Con las bayonetas se pueden hacer muchas cosas menos sentarse en ellas"; "el derecho, como creación humana, es limitado y no sirve para cambiar la realidad, pero es un instrumento valioso para hacer mejor el mundo. Siempre ha de estar al servicio de los ciudadanos y no para expansión de los juristas"; "la justicia es un valor cotidiano siempre puro y realizable"; "cuando una cosa es justa y se lucha por ella, las más de las veces acaba triunfando; de ahí que ninguna dictadura sea eterna y luego todo quede desatado y bien desatado".
Carrillo resume la reciprocidad entre derechos humanos y democracia en el sentido de que cuanto más se respeta lo uno más consolidado queda lo otro. Así afirma que "en España estos derechos se respetan más desde el 28 de octubre, fecha de consolidación de la democracia".
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