Malestar de dirigentes palestinos en Israel por las relaciones entre Madrid y Tel Aviv
Los dirigentes de la población palestina residente en Israel y en los territorios ocupados -alrededor de 1,4 millones de los 4,5 millones de habitantes del país- rechazan las razones oficiales que España ha expuesto para explicar el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel. "Consideramos el hecho como gesto realizado en favor del imperialismo de EE UU y de la mayor parte de los países europeos, y no en favor de los intereses del pueblo español" declaró ayer Basan Shacka, ex alcalde de Nablus -la mayor ciudad (100.000 habitantes) de Cisjordania- y líder palestino considerado próximo a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Shacka, quien aseguró haber mantenido hasta hace un año diversos contactos con el cónsul español en Jerusalén, dijo que la situación actual en Israel es más peligrosa y agresiva" que en el pasado". "Entonces, ¿qué ocurrió en España? Realmente, estamos extrañados", precisó.El ex alcalde de Nablus, que perdió las piernas en un atentado perpetrado por elementos judíos en 1980, dijo que había comentado la decisión española con otros alcaldes y líderes palestinos y que todos están de acuerdo. "Al reconocer a Israel, han reconocido la acción del imperialismo contra los derechos del pueblo palestino", precisó. Agregó que incluso Elías Freig, el alcalde de Belén, que es considerado más moderado, veía de la misma forma el establecimiento de relaciones entre Tel Aviv y Madrid.
Shacka, de 61 años, dijo que tendrá que pensar si acude o no a una prevista reunión del actual cónsul español, Santiago Martínez Caro, con dirigentes palestinos para, según fuentes del consulado, explicar la nueva situación. "¿Qué puede explicar? Fui apartado como alcalde en 1982, perdí mis piernas en el atentado, no tengo garantizada mi vida... ¿Qué va a explicar el cónsul español?", argumenta el líder palestino en su casa de Nablus, a unos 50 kilómetros de Jerusalén. "La situación es peor que antes. Antes no tenían relaciones y ahora sí", repite.
Para el líder palestino -para quien la única representación del pueblo palestino es la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)- no es razonable la afirmación española de que a partir de ahora Madrid podrá desempeñar un mejor papel en favor de la paz en Oriente Próximo, al tener relaciones con los palestinos y con Israel. "Es imposible tener buenas relaciones con ambas partes", señala.
El papel mediador
Por su parte, Isaac Navon, ex presidente de Israel, actual ministro de Educación y dirigente del Partido Laborista, se refirió al posible papel de mediador de España en el conflicto de Oriente Próximo y declaró, en el curso de una entrevista en su despacho oficial: "Estados Unidos juega un papel de mediador porque tiene relaciones con las dos partes. La URSS no puede hacerlo porque sólo tiene relaciones con una parte". "Quizá ahora haya protestas", añadió, "pero en el futuro creo que [el establecimiento de relaciones diplomáticas] le dará más fuerza y prestigio a España". El ministro agregó: "Si quiere, España puede jugar un papel más activo, con más resultados, porque ahora no juega el papel que merece en el escenario internacional".De otro lado, el diario The Jerusalem Post, en una crónica enviada desde Madrid, señaló ayer que el presidente del Gobierno español, Felipe González, estaba dispuesto a establecer relaciones con Israel a mediados del pasado año, pero que el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, le convenció de no hacerlo hasta que España entrase en la Comunidad Europea.
La repercusión que sobre Israel tendrá precisamente dicha entrada será tratada en los próximos días en Madrid por Mordehai Drori, director general del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Advertencia sobre Gades
El citado diario publicaba ayer en la sección de Cartas al Director un escrito firmado por Dov Joselevich, de la Unión Mundial de Estudiantes Judíos, en el que se advertía que el artista español Antonio Gades, que próximamente actuará en Israel, apareció el pasado noviembre como uno de los firmantes de un manifiesto contra el establecimiento de relaciones diplomáticas con Tel Aviv en el que se decía que el sionismo "es una de las formas más crueles del racismo actual".
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