La fortuna de Ruiz-Mateos
He leído en un editorial que califican de notable hazaña de la burocracia judicial que el auto de prisión atenuada del señor Ruiz-Mateos, dictado el miércoles 8 de enero, haya llegado a su destinatario el lunes siguiente. Le escribo para confirmarle que el señor Ruiz-Mateos también en esto tiene mucha más fortuna que otros. Concretamente en mi caso, en el que se resolvió por la Audiencia Nacional extradirme a Alemania el pasado 2 de diciembre, la notificación no ha llegado a mi embajada. La fecha de esta notificación es importantísima para mí, pues existe un plazo de 15 días a partir de ella para que se efectúe mi entrega. Pasados estos 15 días, si la entrega no se ha producido, yo deberé ser puesto en libertad, según dispone el artículo 21 de la ley de Extradición de 1958, que es la que ha regulado mi expediente.Pues bien, cada vez que mi abogado reclama mi libertad se le responde que todavía no han pasado los 15 días, y cuando pregunta que cuándo pasarán, se le contesta que no se sabe, que depende del día en que la Embajada alemana diga haber recibido la notificación. Todo ello ocurre porque, además de haberse hecho aquélla muy tarde, se ha hecho también muy mal. No se ha utilizado al agente judicial, a pesar de que los dos edificios están muy próximos, ni tan siquiera el correo certificado con acuse de recibo, sino el correo ordinario, que no permite tener constancia de la
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entrega y que, por estas fechas de Navidad, sufre demoras.
Compruebo que un derecho que me concede la ley, y que afecta tan esencialmente a mi libertad, es puro papel mojado, por lo que su editorialista llama mal funcionamiento de la burocracia judicial. Sin embargo, lo que todavía me resulta más difícil de comprender es que el cumplimiento del plazo para mi libertad esté a disposición de las autoridades alemanas, sin que yo pueda hacer absolutamente nada para controlarlo, ni tan siquiera saber cuándo empieza a transcurrir.
Mi abogado piensa que debo querellarme por detención ilegal o acudir al Tribunal Constitucional, pero me opongo, porque ello supone dinero y tiempo. El Tribunal Constitucional tardaría más de un año en resolver, y para entonces espero ya estar en mi país y en libertad, pues la condena que me espera es pequeña y el tiempo que habré pasado en las cárceles españolas, un año, se me computa por el doble.- Prisión de Carabanchel.
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