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EL RECONOCIMIENTO DE ISRAEL

Simón Peres califica la fecha de histórica porque se restablecen relaciones "rotas hace 500 años"

"Es un día histórico porque se restablecieron las relaciones entre España y nosotros, rotas hace 500 años", al ser expulsados los judíos de la Península Ibérica, afirmó en tono solemne Simón Peres, primer ministro de Israel, cuando, a su salida ayer al mediodía de la sede de la presidencia del Gobierno, fue avasallado por un grupo de periodistas españoles. "El restablecimiento no significa que hayan sido superadas las discrepancias de apreciación a propósito del conflicto de Oriente Próximo", se apresuró a precisar el jefe del Ejecutivo israelí.

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Simón Peres hizo esta afirmación, con la intención acaso de no dejar en mal lugar a España ante los países árabes, antes de introducirse en su automóvil, sin querer aún confirmar que mañana, domingo, tenía previsto entrevistarse en La Haya con su homólogo español, Felipe González. "Nos veremos", concluyó, en un futuro próximo".Una hora antes, Uri Savir, portavoz de la Presidencia del Gobierno, sí había confirmado el encuentro en Holanda tras dar lectura ante las cámaras de televisión del comunicado conjunto hispano-israelí, que consagra el establecimiento de relaciones diplomáticas, un tema al que están dedicados los titulares de primera página de todos los diarios israelíes y es noticia de apertura en radio y televisión.

El viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, el derechista Isaac Shamir, no dudaba también en confesarse "muy contento" ante la Prensa española, a la que recibió casi a la misma hora que el laborista Peres, en un claro intento de arrebatarle el protagonismo de una noticia que, según él, "refuerza el papel de Israel en el escenario internacional".

Movido acaso por el deseo de robar imagen a su ex rival político y ahora jefe inmediato en el Gobierno de coalición, Shamir fue menos parco en palabras con los corresponsales, aunque acabó reconociendo que la existencia en ambas capitales de jefes de Gobierno socialistas "facilitó la decisión" a España, con la que, sin embargo, él mismo inició los contactos cuando dirigía el Gabinete.

Tan feliz debía de estar Shamir que, cuando un periodista le recordó que su mujer era sefardí, se animó a pronunciar algunas palabras en ladino, explicó que también comprendía el español moderno y contó que había visitado la península Ibérica como turista.

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Su buen humor le condujo a criticar al laborista David Ben Gurion, fundador del Estado de Israel, que a principios de los años cincuenta rechazó una oferta de Franco para que ambos Estados se reconociesen mutuamente. "Fue un error no aplicar el principio de la universalidad de las relaciones diplomáticas con todos los países cualesquiera que sean sus regímenes", comentó antes de arrepentirse de sus palabras y sugerir que se abandonase el tema "porque esto ya es pasado".

Junto con Peres, Shamir compartió, no obstante, la tesis de que esta iniciativa de Madrid "no provocará un auge del terrorismo" palestino contra intereses españoles y que, en general, "España no tiene nada que temer de los árabes porque otros países europeos amigos nuestros, como Francia o Italia, también se llevan bien con ellos", afirmó, olvidándose de que París o Roma reconocieron a Israel en 1948, cuando aún no ocupaba Cisjordania, Gaza y el Golán.

Preguntado sobre si la diplomada española hubiese dado ese paso de no haber sido por el ingreso de España en el Mercado Común, el portavoz de Peres rehusó contestar. Shamir apenas fue más explícito, recalcando simplemente que Madrid "acabó compartiendo el punto de vista de nuestros aliados europeos y se decidió a establecer relaciones", consciente de que "nos iba a ser muy difícil seguir dialogando con una CE de la que formaría parte un país con el que no teníamos un trato normal".

Presiones europeas

¿Han ejercido ustedes presiones sobre sus amigos europeos para que convenzan a Felipe González? "Presiones no es la palabra exacta, pero digamos que el tema era evocado en las conversaciones que manteníamos con nuestros interlocutores europeos", matizó el ministro de Exteriores israelí antes de asegurar que no temía la influencia a favor de los árabes que el Gobierno español podría ejercer en Bruselas. "Estamos", añadió, "acostumbrados a la crítica".

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