Los niños españoles de la URSS
Al leer el periódico del día 7 del presente mes, de nuevo nos encontramos con un extenso reportaje sobre Adolfo González, un "ex niño español de la URSS"; los días 11 y 15 de septiembre pasado habían aparecido otros, y no eran los primeros.Ante la reiterada explotación de este tema por los distintos medios de comunicación intentando desprestigiar al país que consideramos nuestra segunda patria, y que nos merece gratitud y reconocimiento por todo lo que ha hecho por nosotros, no podemos permanecer callados por más tiempo.
Deseamos aclarar, en primer lugar, que el "retorno (de A. G.) ha resultado hasta ahora el caso más difícil de resolver entre todos los que se exiliaron a la URS S" a causa únicamente del propio interesado. Todos fuimos educados de igual forma y todos llevábamos "el deseo de volver.. en la sangre".
Cuando en 1956 se planteó el problema de la repatriación, la Unión Soviética hizo todo lo que estaba en sus manos para que nuestra vuelta se hiciese en las mejores condiciones posibles.
De 1956 a 1958, en varias expediciones, en el buque Crimea, fletado con tal fin, la inmensa mayoría volvimos, pasando aquí, en nuestra patria, incontables dificultades. Algunos -no sólo Adolfo había destacado entre nosotros-, que ya entonces trabajaban en puestos de gran responsabilidad, también necesitaron esperar, siguiendo las leyes del país, a que transcurriese el plazo establecido para volver a España. Y todos lo han comprendido y aceptado como cosa justa. ¿Por qué no volvió entonces Adolfo, como hicimos los demás? ¿Por qué aceptó cargos de mayor y mayor responsabilidad sabiendo lo que esto entrañaba?
En 1956, según los datos de EL PAÍS del 15 de septiembre pasado, Adolfo trabajaba como ingeniero en los Urales. Caso de haber tenido que demorar su partida, el plazo hubiera sido a lo sumo de dos años, como ocurrió a otros. ¿A qué viene lamentarse ahora?
Deseamos puntualizar ciertos extremos del último artículo de la corresponsal Pilar Bonet. Algunos de los que firmamos esta carta estuvimos en las mismas "casas de niños" que el entrevistado.
Es cierto, durante la guerra se pasé hambre, mucha hambre; pero nosotros la padecimos menos que los soviéticos, debido a sus desvelos y preferencias para con nosotros. También es verdad que hubo un mes en Bashkiria (el peor de toda la guerra), que en ocasiones teníamos que conformamos con una cebolla, pero acompañada con 50 gramos de pan y de té, con sopa de ortigas al almuerzo; a veces la cantidad de pan no excedía de 100 gramos al día. Pero también es muy cierto, y eso se silencia, que los niños soviéticos de otras "casas de niños" del mismo lugar, y con quien manteníamos estrechos contactos, no tenían ni siquiera eso; ellos rara vez veían el pan.
Señorita Pilar Bonet: la URSS tuvo enorme delicadeza, sensibilidad y atenciones hacia nosotros; hizo todo lo que estaba a su alcance para que no olvidáramos nuestro origen: estudiamos, hasta finalizar la escuela secundaria, lengua, literatura, geografía e historia de España; pero los estudios los cursábamos en escuelas soviéticas, junto con rusos, y, por consiguiente, no éramos "escolarizados en castellano".
Además, ¿cómo es posible que un "medalla de oro" que debe obtener sobresaliente en todas las asignaturas, incluida lengua rusa- encuentre dificultades en la carrera a causa de este idioma? Por favor, un poco más de seriedad, que nosotros también hemos cursado carreras allí. Por último, desearíamos aclarar que todos los españoles que seguimos estudios superiores teníamos becas especiales, con cuantías más elevadas que las de los soviéticos. Por consiguiente, no nos veíamos obligados a hacer trabajos suplementarios para poder subsistir.
Señor director: es muy lamentable que mientras en países como Suecia, Canadá, Dinamarca, Finlandia y otros han encontrado grandes espacios en periódicos (y en Suecia, en la radio, con tal interés que se vieron obligados a repetir el programa ante la masiva demanda de los oyentes) para insertar artículos sobre la ayuda de los soviéticos a los niños españoles, aquí, en España, a los medios de comunicación, salvo contadas excepciones, únicamente les merece atención aquello que va contra este país-
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