Antonio Tovar

Como hijo de Tovar puede dolerme la carta publicada el jueves 9 de enero. Pero me ha dolido más porque demuestra que existe aún gente que se dejaría arrastrar a una guerra en nombre de unos valores. A poco que se conozca nuestra historia reciente, se sabe que el fascismo no perdió la guerra de España; la ganó y gozó su victoria' durante casi 40 años. Pero han sido muy pocos los que ganaron esa guerra. La mayoría de los españoles, de cualquiera de los bandos, la perdió, como después perdieron otra la mayoría de los europeos, fueran aliados o partidarios del Eje. La pobreza de las posguerras la sufrió la mayoría. Ganaron cada una de las guerras los más fuertes, no aquellos que tenían las mejores ideas; ganaron los que tenían más dinero.Nacido en la posguerra española, prefiero la democracia como sistema de convivencia, pero el derrocamiento de Allende o el cerco a Nicaragua por unos y la invasión de Afganistán o los Gulag de los otros vencedores de aquella guerra me confirma que tampoco los que ganaron eran los buenos. De todos modos, siendo malas las guerras, las civiles son peores. Un amigo argentino, hoy desaparecido, me decía en mayo de 1975: "Che, a ver si los milicos se deciden de una vez a botar a Isabelita". Mi amigo era demócrata, pero no sabía lo que es una guerra civil, como también la desconocen franceses o ingleses. Los demócratas argentinos nunca volverán a pensar así.

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