Victoria de la unión en Jerusalén

El año del relevo empieza bien en Jerusalén. Los asociados-adversarios del Gabinete de unión nacional, encabezado por Simón Peres, que debe ceder su puesto en octubre a Isaac Shamir, acaban de superar una difícil prueba. El Gabinete restringido, en el cual la representación de laboristas y Likud es paritaria, aceptó el lunes por unanimidad la solicitud egipcia de someter al arbitrio internacional el litigio fronterizo por el enclave de Taba, zona de un kilómetro cuadrado situada en el Sinaí. De nuevo está libre el camino para relanzar la cooperación entre El Cairo y Jerusalén. (...)El primer ministro laborista, Simón Peres, obtiene lo que deseaba: recurrir al arbitraje. A cambio, el Likud obtiene un conjunto de garantías sobre la puesta en marcha por parte de Egipto de los demás aspectos de la normalización bilateral.

Durante una primera etapa, los dos países se esforzarán en resolver mediante conciliación los litigios que les enfrenten. Se trata de una concesión al, Likud, que sostiene, contra toda evidencia, que las posibilidades de conciliación sobre Taba no se han explorado en su totalidad.

El Cairo y Jerusalén tendrán que ponerse de acuerdo sobre un calendario de aplicaciones de los acuerdos ya concluidos en numerosos ámbitos (comercio, turismo, transportes, etcétera). El embajador egipcio en Tel-Aviv, ausente desde hace tres años, volverá a su puesto. En lo que concierne a Taba, los dos países deben decidir todavía sobre el sistema del arbitrio y en la elección de los jueces.

El acuerdo prevé la simultaneidad entre el regreso del embajador egipcio, la firma del documento de apertura del arbitrio y el inicio del proceso de normalización con Egipto en diversas cuestiones. Ésta es la principal concesión hecha al Likud. Lo que la derecha teme realmente es que Egipto, después de conseguir su propósito en el conflicto de Taba, olvide cumplir sus otros compromisos diplomáticos, comerciales o turísticos. Por eso Shamir quiere establecer un estrecho lazo de dependencia entre la solución de Taba y el resto de los contenciosos bilaterales. (...)

Peres estima correctamente que un estancamiento en el asunto Taba podría anular por mucho tiempo la esperanza de relanzar la paz con Egipto, reducida ya únicamente a una situación de no beligerancia. La querella entre Egipto e Israel creaba un clima perjudicial a todo relanzamiento de las negociaciones entre Tel Aviv y Amman sobre el problema palestino.

14 de enero