Julián Rezola
dejó un día su Logroño natal y se exilió en Francia. Allí no sólo vivió y encontró trabajo, sino que canalizó su actitud humana en contacto con el movimiento social de los educadores de calle, especializado en trabajar con jóvenes inadaptados, como él mismo. A las 22.40, en Vivir cada día.
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