LA ELIPSE
7 martesEn enero, mes de rebajas, se ha producido la rebaja del dólar, o sea el crac. Los informadores nacionales prefieren llamarlo el crack, por anglosajonizarlo más, en su patriotismo/USA. Crac en Estados Unidos y rebajas de enero en Madrid. En enero se rebajan también las ideologías, las desideologías, todo. Hasta las minibragas. Carrillo, en su revista Ahora, sigue adelante con su sensato prurito de la unidad de los comunistas. Pero me lo decía una taxista, anoche, entre la niebla, que me tocó rojo:
-Comunismo no hay más que uno y yo son del partido, oiga.
Pero a mí me preocupaba que no se perdiese entre la niebla: lo cual que cruzamos las obras de desmontaje de uno de los espigones del escalextric de Atocha, que es como desmontar el franquismo de hormigón prensado. Las rebajas de enero son algo así como la cuaresma de la ropa, un falso crac que se montan los grandes almacenes para seguir vendiendo fiscosilla cuando el personal ya no tiene un clavo. El catedrático y académico Emilio Lorenzo me manda el mejor crisma: una carta elogiando La belleza convulsa. Vale, tron. Una amiga, en una carta, me llama mi querido pequeñín. Debe ser que, con las rebajas de enero, uno encoge. Pero la norma general, la categoría de tanta anécdota, es que en enero, con o sin cuesta, todo es menos. Ellos tienen un crac y nosotros, los bajomadrileños, sólo tenemos una cuesta de enero. Si es que hay que saber engrandecer las cosas. Por eso son el imperio, por el lenguaje, que ya el judío Averroes tenía un tenderete para enseñar a hablar (en inglés).
9 jueves
Cita con Amancio Prada para hacer canciones. Encuentro casual con Emiliano Piedra para criticar al Gobierno. El premio Penagos y Mapfre/Vida entregan su galardón anual a Daniel Quintero. Antaviana DagolllDagom en el Martín. Estamos en el mes de las rebajas intelectuales -no se empieza a ser inteligente hasta febrero o marzo-, y a uno todo le parece bueno.
10 viernesResopón postnavideño en casa de Francisco Nieva, con chimenea, buenos amigos y el gato Pomelo, el único siamés listo que he conocido (no es precisamente una raza de gatos intelectuales). Gerardo Iglesias va a disertar en el XXI sobre "Europa: autonomía o decadencia". No sé si hemos entrado en una Europa de rebajas, pero después del crac de la Bolsa de Nueva York, sólo nos queda lo nuestro, o sea Euroasia, que es como estar en casa. Enero es el mes triunfador de los que no han triunfado, y la calle está llena de vindictas de frío. Miguel Veyrat me sube su novela Ojo de pez,
que le han editado los pequeñitos, libertarios y postmodemos. Quiere decirse que te acepta el futuro, Miguel. Nuestro crac no es la economía -la economía nos trae flojos, aunque la peseta esté siendo la moneda hospiciana de la CEE-, sino que nuestros cracs son siempre ideológicos: ¿por qué ha dimitido la adorable Pilar Miró? ¿Porque intervino en el homenaje a Dolores Ibárruri? No creo. El Gobierno, que ni siquiera se da una tregua en las rebajas de enero, papelea estos días las dos grandes dimisiones: García Pelayo/Pilar Miró. Pienso si el primero ha dimitido por exceso de psocialismo y la segunda por defecto: en cuanto a lo que sobre ellos gravita, me refiero.
12 domingo
Fernández Albor, vencedor contra el PSOE en Galicia, pasa de crac y se ha reunido con los dirigentes de Coalición Galega a fin de estudiar el desarrollo de la sesión de investidura del nuevo presidente regional. Todo se les va en protocolo. "Demonios del protocolo", como decía la infanta/Chata de Duyós. ¿Y la Galicia tercermundista, qué? Parece que se han tomado la pausa de las rebajas de enero. Cuando el Imperio tiene un crac, nosotros tenemos unas castizas y bajomadriles rebajas de enero. La oposición teme por el reciclaje del Tribunal Constitucional. Ya digo que somos el pueblo más ideologizado del mundo. Nos ocupa y preocupa este crac mucho más que el de la peseta, repercutida del dólar. La oposición había encontrado en el TC su última apelación al cabreo. El TC es un arma imparcial que les regaló ingenuamente Felipe González. Con las rebajas/crac de enero, el TC se quedó en nada, pero ya está volviendo como el Séptimo de Caballería con birrete de pompón en vez de vaquero Stetson. Los salarios puede que suban entre un 5 y un 8, en el 86, pero la cuesta de enero no es un fenómeno económico, sino una depresión del alma, una abolladura del ego.
-¿Qué me pasa, doctor?
La cuesta de enero se quita con aspirina. Lola Velasco aparece presa en una antología mala y Ruiz-Mateos aparece libre en su casa. Sé lo que son las cárceles, ahora mismo, por reciente carta del "violador del Ensanche" -¿es que nadie va a ocuparse de este hombre?- y no sé si Ruiz/Rumasa está más seguro al costado de la Justicia o al costado de su señora. Resulta que no le quiere nadie, ni fuera ni dentro. Los euroejecutivos jet tienen un crac. Los bajomadrileños sólo tenemos, como siempre, una cuesta de enero.
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