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Crítica:EL CINE EN LA PEQUEÑA PANTALLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Érase una vez en Italia...

Érase una vez en Italia, un niño muy listo que quiso ser John Ford. Tan listo era, que pronto se percató de que llegar a la troposfera alcanzada por Ford era un imposible, y decidió situarse en la estratosfera: por encima del maestro. Entiéndase: un humano sólo puede situarse por encima de John Ford convirtiendo las aguas plácidas de su arte en ópera chillona. Y eso hizo Sergio Leone, que es el niño de quien aquí se habla.Él no inventó el spagheni western, pero hizo temer a medio mundo que lo que sus obras fraguaban era alta cultura europea. Hoy su santísima trinidad del género -Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo- es ya pieza intocable del cine, más allá del bien y del mal.

Piruetas y artificios

No contento con la trilogía, Leone quiso acercarse más y más al continente de sus sueños, hasta consumarlos en esta estupenda elegía reciente que es Érase una vez en América. Pero antes -y al margen de Agáchate, maldito, un fuego de artificio simpático pero sin nada dentro- ya nos dio muestras, y nunca mejor dicho, de por dónde iban a ir los tiros: Hasta que llegó su hora, nacida a partir de una idea del propio Leone, de, Dario Argento y Bernardo Bertolucci. La coincidencia de Argento y Leone se explica. Leone es al westem lo que Aygento al cine de terror: piruetas y artificios y caricaturas grotestas de las líneas maestras de sus géneros respectivos. Los italianos han sido siempre muy hábiles en suplir con recursos deformantes y barroquismos lo que, por raíces y orografía, jamás les pertenecerá. Y, encima, crear con ello un estilo.Hasta que llegó su hora es, en este sentido, una ampulosa estilización del westem a través de ángulos crispados, primerísimos planos y, sobre todo, una música peculiar de Morricone, distinta para cada personaje, llevándose la palma la armónica que acompaña las inexpresividades de Charles Bronson, que, para más inri, toca la armónica. Los actores con Fonda en el papel más malvado de su carrera: mata a una niña en su primera aparición no actúan: posan en el encuadre. Y el argumento es prácticamente inexistente de puro sabido. Pero la película tiene su ángel, no crean.

Hasta quellegó su hora se emite hoy, a las 22.30, por TVE-1.

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