El juicio contra las FP-25 se reanuda tras el abandono de la mayoría de los abogados
La vista del juicio contra el teniente coronel Otelo Saraiva de Carvalho y los 74 acusados en el proceso contra las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25) se ha reanudado en el tribunal de Monsanto, en medio de la indiferencia generalizada de la sociedad portuguesa y en condiciones que cuestionan seriamente el ejercicio del derecho de defensa, al desistir de ésta la práctica totalidad de los abogados y al haber sido encomendada esta función a jóvenes e inexpertos licenciados.
Antes de las vacaciones navideñas, el tribunal concluyó el interrogatorio del arrepentido Joáo Macedo Correia, que culminó su actuación con un golpe de teatro, al identificar como miembros de la línea italiana de las FP-25 a los tres encapuchados que dieron una conferencia de prensa el 11 de diciembre a un grupo de periodistas, entre los que se hallaba la corresponsal de EL PAIS.Macedo Correia se declaró convencido de que los tres individuos, uno de los cuales se fugó en septiembre de la cárcel de Lisboa, son, efectivamente, los jefes máximos de los comandos terroristas aún en libertad y consideró perfectamente normal la celebración de la conferencia de prensa clandestina, opinión no compartida por la Fiscalía General de la República, que ordenó que se abriera un proceso a los periodistas que participaron en la conferencia de prensa. Esta iniciativa judicial fue condenada, en comunicados públicos, por los sindicatos de la magistratura y de los periodistas portugueses en nombre de la libertad de información.
El juicio de Monsanto debía haberse reanudado el lunes 6 de enero con el interrogatorio de Macedo Correia, esta vez por el fiscal y los abogados de la defensa, pero la reapertura fue suspendida hasta el jueves por imposición de la defensa.
La morosidad del proceso de Monsanto que, según las previsiones menos pesimistas, no estará concluido hasta la primavera y la creciente indiferencia popular ante el caso han ido agravando las deserciones en las filas de los abogados, ya manifiestas desde el inicio del juicio, hasta el punto de que, antes de las vacaciones, el tribunal tuvo que nombrar nada menos que 30 defensores de oficio para los acusados que se habían quedado sin abogados.
Aun así, pocos colegiados están dispuestos a perder seis meses de su vida profesional acudiendo diariamente a Monsanto, sin obtener con ello fama ni provecho. Los nuevos abogados de oficio son jóvenes licenciados, más expuestos a las sanciones del colegio, y que aprovechan el juicio para hacer prácticas.
Plazo para estudiar el sumario
Con todo, los nuevos defensores solicitaron un plazo para estudiar, aunque fuese superficialmente, el sumario (de muchos miles de páginas) en que se basan las acusaciones contra sus defendidos. El juez Adelino Salvado limitó este plazo a tres días y rechazó una petición de la defensa para que se distribuyeran nuevas copias del expediente, con el pretexto de que antes del inicio del juicio cada defensor había recibido un ejemplar, que los desertores quisieron probablemente conservar para sus archivos particulares.El motivo invocado por el presidente del tribunal para acelerar el proceso es que cerca de 50 de los reos están presos, muchos desde junio de 1983, pero algunos juristas lusos y observadores extranjeros plantean dudas sobre el aspecto, más formal que verdadero, del derecho de los acusados a una defensa técnicamente eficaz.
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