Un helicóptero, protagonista de 'El Trueno Azul'

El Trueno Azul, serie que comenzó ayer en las tardes de TVE-1, tiene como protagonista a un helicóptero al que, cual arbolito navideño, se le han colgado los últimos hallazgos de la técnica en materia de navegación aérea, armamento y vigilancia.El Trueno Azul lo ve y lo oye todo mientras vuela silenciosamente por los cielos de Los Ángeles. Es el espía perfecto, dotado además de un potencial destructivo que le hace prácticamente invulnerable. Parte de los espectadores recordarán haberlo visto en acción por primera vez en la película del mismo título que realizó John Badham (Fiebre del sábado noche, Drácula, Juegos de guerra) en 1983.

El Trueno Azul sólo conserva del filme inicial a Peter Albien en los efectos especiales y tiene como interpretes principales a James Farentino, Dana Carvey, Dick Butkus, Bubba Smith y Sandy McPeak. Son menos caros, no exigen revisión de contrato en el oportunisimo momento en que su popularidad los hace imprescindibles, pueden realizar acciones sólo a ellos toleradas y no necesitan ser doblados por un especialista en las escenas que resulten peligrosas...

Las máquinas disputan el estrellato a Joan Collins. Entre robots anda el juego.

La serie -dirigida por varios realizadores- extrae lo básico de la película original, pero todo ello filtrado por el cedazo televisivo. El protagonista indiscutible sigue siéndolo el complejísimo helicóptero, su rayo termográfico, su sistema de computadoras, su cámara de vídeo con filtro infrarrojo..., pero su presupuesto es bastante más modesto que el que tuvo la versión cinematográfica (en la que únicamente la secuencia del combate con los aviones F-16 fue reconstruida en estudio) y no da para que las hazañas de El Trueno Azul alcancen en los diferentes capítulos de la serie televisiva el grado de espectacularidad que tenían en la película de Badham.

Tal vez por esto el helicóptero televisivo haya ampliado prudentemente el radio de su acción a espacios aéreos menos conflictivos y costosos que el de Los Ángeles, donde Badham realizó la casi totalidad de las arriesgadas y peligrosas secuencias que han dado cierta fama a su película.