Estudiosos franciscanos revelan que fue Sixto V, y no Juan Pablo II, el primer Papa eslavo
El primer Papa eslavo de la Iglesia católica no ha sido el polaco Karol Wojtyla, como él mismo ha dicho a menudo, sino el croata Sixto V, que ocupó la sede del Vaticano entre los años 1585 y 1590, según han dado a conocer estudiosos franciscanos en las conclusiones de un seminario celebrado en Roma sobre la figura de este Papa, contemporáneo del rey de España Felipe II. Dicho seminario fue clausurado el pasado lunes por el cardenal Silvio Oddi, autor del catecismo aprobado por el sínodo de obispos.
La noticia ha sorprendido al mismo Juan Pablo II quien, antes de su inauguración, envió un telegrama personal en el que manifestaba su adhesión al seminario, organizado por la comunidad croata de Zoma.En las reuniones de estudio han anticipado expertos de la curia de los Padres Menores Conventuales de Asís (franciscanos), a cuya orden pertenecía Síxto V, que llegó a ser su vicario general, y Ratko Perik, catedrático de Ecumenismo de la facultad teológica de Zagreb y rector del colegio croata de Roma.
A través de una serie de documentos inéditos, se ha revelado que Sixto V, que tomó el nombre de Felice Peretti y que reinó desde 1585 a 1590, siendo contemporáneo del rey de España Felipe II, aunque nacido en la región italiana de las Marcas, era hijo de emigrantes de Dalmacia. Desde que nació, hablaba croata con sus padres, y su mismo apellido, Peretti, proviene de la traducción al italiano de la palabra croata krusciza, o sea pera pequeña, como él mismo escribió de su puño y letra siendo ya Papa en un manuscrito que ahora se ha encontrado en los archivos vaticanos. Más aún, en su escudo papal hizo que figurara una pera. Su fama de bárbaro, como lo calificó el toscano Pietro Aretino, se debió, al parecer, a la lucha que tuvo que sostener con los italianos, celosos de la gran carrera que había hecho un eslavo.
El futuro Sixto V era de origen muy pobre y entonces los pobres no tenían apellido. Por eso, el apellido se lo puso él mismo recogiéndolo del mismo que eligiera su padre, que se había llamado Peretto.
Además, peretta, según aparece en la genealogía escrita por el mismo Papa, es el nombre en italiano de un pequeño lugar de Dalmacia llamado Krusciza, a 10 kilómetros del mar. En su escudo de Papa, Sixto V, además de la pera, hizo poner el escudo de Dalmacia, con tres cabezas de leopardo, y en latín se describe a Sixto V como confortador de los miembros cansados de los eslavos".
La Inquisición
Sixto V vivió en plena Inquisición. A él se debe la presencia en Roma de uno de los obeliscos más famosos de la ciudad, el situado en la plaza de San Pedro. Pero era un Papa temido porque no tenía piedad a la hora de castigar a los bandoleros. El mismo día de su coronación hizo ahorcar a cinco de ellos hallados con armas en sus casas. Y sus cuerpos colgados eran dejados, por voluntad del Papa, en medio de las calles para ejemplo de los paseantes.Tampoco fue débil con los nobles, ya que su deseo era el de establecer la fuerza del poder central, y ante ello no reparaba en la categoría de quienes se le enfrentaban. De él dice la enciclopedia europea publicada por Garzanti: "Dio pruebas de un activismo incansable; fue un gran concentrador de poder; se mostró enérgico, severo, violento e inflexible con sus decisiones".
Sus relaciones con Felipe II tampoco fueron lo amistosas que su calidad de contrarreformadores haría suponer. Para Sixto V, el rey de España acumulaba demasiado poder, por lo que intentó apoyar a la facción católica en las luchas de religión entre católicos y hugonotes franceses, para contrarrestar el poderío de Felipe II.
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