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Asalto por el sistema del 'butrón' a una sucursal del Banco de Santander, con un botín de 12 millones

Cuatro atracadores, encapuchados y armados de pistolas y revólveres, tuvieron acceso ayer al sótano de la sucursal del Banco de Santander situada en la plaza de Cascorro -en el Rastro- a través de un butrón practicado desde las alcantarillas, encerraron a los 20 empleados en la cámara acorazada y huyeron por el mismo sitio tras apoderarse de 12 millones de pesetas y del contenido de 11 cajas de alquiler -ocho de particulares y tres del propio banco. La policía confirmó que en un túnel del subsuelo se encontraron picos, palas, los gorros usados como capuchas y 50.000 pesetas que debieron olvidar en su fuga.

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La sucursal del Banco de Santander está situada en la esquina de la plaza de Cascorro con la calle de San Millán. Los empleados de la agencia están separados completamente de los clientes por planchas de cristal blindado que dividen en dos todo el espacio de la oficina, de un extremo a otro. Los empleados de la sucursal, 15 según los datos de la policía y 20 según un portavoz del Banco de Santander, tenían absolutamente prohibido hacer declaraciones.El citado portavoz de la entidad bancaria, que habló ayer con los empleados amenazados por los atracadores, narró así la película de los hechos: "Los atracadores entraron por un agujero horadado en el suelo del sótano, donde se encuentra la cámara acorazada, que debieron de hacer desde el sistema del alcantarillado. Los atracadores eran cuatro, iban encapuchados y armados con pistolas. Esperaron a que entraran los empleados, a las 8.30 de la mañana, y los fueron encerrando en el sótano".

Con acento andaluz

A esa hora no había ningun cliente en la sucursal, que abre sus puertas al público a las nueve de la mañana. Según la exposición del portavoz del banco, los cuatro encapuchados, vestidos con monos de trabajo de color caqui y "uno de ellos con fuerte acento andaluz", de acuerdo con el testimonio de un empleado, esperaron a que la cámara acorazada, dotada de un sistema de apertura retardada, se abriera automáticamente a las 8.45 horas.

Entonces entraron en la cámara, se apropiaron de 12 millones de pesetas y descerrajaron 11 cajas de alquiler, aunque tres de ellas eran utilizadas por el propio banco. No se conoce aún el contenido de las cajas particulares.

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Mientras tanto, un vecino, que a través de las cristaleras de la planta baja había advertido que un encapuchado encañonaba a un empleado y le obligaba a bajar al sótano, dio aviso a la policía de la comisaría de Arganzuela. Eran las 8,10 horas, y desde allí se enviaron dos motoristas y un coche patrulla zeta. Tanto el vendedor de periódicos que tiene un quiosco frente a la entrada del banco como los comerciantes de las tiendas cercanas a la sucursal dijeron, posteriormente, que no se habían enterado de nada hasta la llegada de los policías. La zona fue acordonada inmediatamente por efectivos de la Policía Nacional, que tuvieron que forzar la puerta de empleados, situada en un portal contiguo a la entrada principal.

Una vez en el interior, la planta central fue encontrada en completo orden y vacía y en el sótano la caja fuerte cerrada y con la llave en la puerta. Al abrirla, salieron los empleados, unos con las manos en la cabeza y otros maniatados.

Minutos antes, los atracadores habían encerrado a los rehenes en la cámara acorazada y habían huído por el mismo agujero por el que entraron. Posteriormente, la policía descubrió en un tramo de alcantarillas cercano al lugar de los hechos varios utensilios de trabajo usados para horadar el suelo del sótano, gorros -posiblemente los utilizados para enmascararse-, guantes y un fajo olvidado de 50.000 pesetas.

Entre los atracadores y los empleados hubo momentos de tensión. Así lo atestigua el hecho de que uno de los asaltantes hiciera un disparo al techo con un arma de pequeño calibre y que otro de ellos propinara un golpe en la cabeza a la señora de la limpieza. Uno de los empleados, que ha sido ya testigo de siete atracos, tuvo que marcharse a su casa, muy nervioso por lo ocurrido.

Inspectores de la policía restringieron el acceso al sótano para facilitar su tarea de buscar huellas de los ladrones.

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