La costosa aventura de intentar eludir la 'mili'
Cien jóvenes acaban en filas tras pagar por un falso certificado médico más de 400.000 pesetas
Los mozos que se libraron del servicio militar por el sistema fraudulento de falsear certificados médicos no pertenecen en su totalidad a familias económicamente pudientes, como la del hijo de un conocido fabricante de jabones de Granollers, que también ha tenido que hacer la mili después de que había sido declarado inútil total por una enfermedad supuesta.Vecinos de la localidad de Collsuspina (comarca barcelonesa de Osona) explican que algunos jóvenes que no podían hacer efectiva la cantidad exigida -entre 400.000 y 1.500.000 de pesetas- pagaban a Ventura Oller Coll, uno de los presuntos principales miembros de la red que se dedicaba a este negocio de la falsificación de los certificados médicos, "con el trabajo en la hacienda de Mas Oller sin cobrar durante un tiempo para compensar la diferencia". Oller está también procesado por el Juzgado Permanente Militar y actualmente se halla huido en Andorra.
"Todos los jóvenes quieren librarse del servicio militar porque consideran que es una pérdida de tiempo", explica un agricultor de la comarca de Osona, cuyo hijo está ahora cumpliendo el período de instrucción en un campamento de reclutas de León. "Pero es que en el caso de mi hijo", añade, "nos decidimos a entrar en este tinglado de los certificados porque nos era totalmente necesario que no fuera al servicio militar, y que pudiera seguir trabajando en nuestra finca. Desgraciadamente", agrega, "nos ha salido todo mal, pero dentro de lo que cabe, todavía tenemos que decir que hemos tenido suerte porque en el campamento lo tratan bien".
Otros familiares de algunos de los mozos implicados en el fraude, que desean permanecer en el anonimato, explican que en algunos casos "los mozos eran internados durante unos días en una clínica privada de Barcelona, donde se les enseñaba cómo debían burlar al Tribunal Médico Militar para conseguir que fueran declarados sordos".
En el certificado médico de uno de los mozos, declarado en su día excluido total, se expresa que "tiene sordera completa en ambos oídos" y que "la percepción de la voz normal no puede verificarse a una distancia de 1,5 metros del oído mejor". El 13 de noviembre pasado, este mozo, vecino de La Garriga, recibió la orden para incorporarse próximamente a filas. La orden estaba firmada por el capitán general de Cataluña, Fernando Rodríguez Ventosa.
'Soplo' cardiaco
Los padres de otro joven de La Garriga, que también se había librado de la mili hace cuatro años por "una valvulopatía residual compensada -soplo en el corazón-", y que fue obligado a incorporarse a filas la pasada semana, aseguran que su hijo "tiene realmente esta lesión desde que tenía 10 años, aunque ahora digan los militares que no la tiene".Estos padres reconocen, sin embargo, que es cierto que su hijo "se puso en contacto con Carlitos [Carlos Fernández González, otro de los civiles procesados como responsable del fraude y vecino de La Garriga] para que le arreglara lo del certificado médico; "pero nosotros no le pagamos nada. Carlitos decía que tenía mucha influencia y buenos contactos con los médicos y jefes del Hospital Militar de Barcelona y de la Caja de reclutas, y que no habría ningún problema para declararlo inútil total por el motivo que fuese".
Según esta misma versión, "desde hace años aquí en La Garriga era un secreto a voces que Carlitos se dedicaba a librar a gente de la mili. Lo sorprendente es que no se descubriera antes el pastel. Si esto hubiera pasado en la época de Franco, seguro que se hubiera echado tierra sobre el asunto".
Fuentes del Ayuntamiento de La Garriga (Barcelona) aseguran que el número de mozos excluidos por causas médicas durante los últimos años "es muy elevado, aunque no tenemos datos estadísticos comprobados", señalan. Según las mismas fuentes, un número importante de estos casos se encuentra "entre jóvenes practicantes del fútbol sala y de los que pertenecen o han pertenecido al equipo de fútbol Olímpic-Garriga". Este hecho lo justifican por la vinculación de Carlos Fernández con los medios futbolísticos de categorías juveniles, por su condición de árbitro.
Precisamente, uno de los jugadores del equipo local Olímpic-Garriga, José Jiménez Serrano, deberá ingresar en el Ejército el próximo mes de enero, después de haber conseguido hace cuatro años, aunque oye perfectamente, ser declarado inútil por padecer "sordera total". La resolución militar por la que se revoca la condición de excluido total de José Jiménez y se le declara "útil para el servicio fue firmada, junto a otras, también el pasado 13 de noviembre por el capitán general.
Carlitos hizo la mili en el Hospital Militar de Barcelona. Allí obtuvo un perfecto conocimiento del proceso de las revisiones médicas que siguen los mozos para ser declarados inútiles para el servicio.
El conocimiento adquirido debió de ser total, ya que, según explican los padres de otro joven al que también le tramitó un certificado, "los chicos no tenían ni que presentarse en el hospital para pasar la revisión". Según esta versión, "el procedimiento era tan sencillo que parece increíble. En algunas ocasiones Carlos les acompañaba hasta el Hospital Militar, donde entraba con completa soltura. Los certificados médicos iban ya cumplimentados y allí eran firmados con la firma auténtica del médico y después metidos en el paquete de hojas de exclusión que debían firmar los jefes de la Junta de Clasificación de la caja de reclutas. Todas las firmas de los certificados son auténticas y legales".
Reclamación judicial
Todos los originales de los documentos y certificados de exclusión con las firmas auténticas han sido reclamados por el juez militar a los mozos implicados para su entrega al Juzgado Militar. Algunos de estos mozos se han negado a efectuar esta entrega y retienen los certificados en su poder.Sus familiares alegan que "los documentos son legales y sus firmas auténticas", y muestran el original correspondiente de la declaración de exclusión total firmada el 7 de junio de 1983 por el comandante de Caballería Antonio Cerezo Mombiola y el capitán de Infantería Antonio González Pérez, jefe accidental y secretario, respectivamente, de la Junta de Clasificación y Revisión de la caja de reclutas 413 de Barcelona.
De acuerdo con la versión de los familiares, la nueva revisión médica por la que tuvo que pasar su hijo en el Hospital Militar "se la hicieron con algunos malos modos porque se había puesto en evidencia el sistema poco serio de las revisiones militares". Desde que se descubrió el fraude de la mili, en mayo de 1984, más de 3.000 expedientes sospechosos de otros tantos mozos han sido revisados con el resultado de más de un centenar de jóvenes incorporados a filas. Según fuentes militares, este goteo de reincorporaciones durará todavía algunos meses.
Pese a que algunos de estos mozos habían presentado un recurso contencioso-administrativo contra la orden de incorporación dictada por el capitán general, han sido movilizados obligatoriamente a sus destinos militares.
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