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Cossiga rechaza la dimisión del poder judicial italiano

Juan Arias

El presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga, rechazó ayer la dimisión del Consejo Superior de la Magistratura (CSM) y envió una carta a cada uno de sus 20 miembros en la que les invita a que anulen su decisión. Cossiga dice en su carta que no trató "de limitar la autonomía y la independencia de la magistratura" cuando prohibió al CSM introducir en el orden del día de una de sus reuniones un examen de las críticas formuladas por el primer ministro, Bettino Craxi, a los magistrados. Según fuentes judiciales, el CSM se reunió ayer para estudiar la respuesta a Cossiga. Se espera que los miembros dimisionarios del órgano supremo de los magistrados anulen su dimisión para evitar un vacío institucional.

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Un sentido de responsabilidad

La dimisión del Consejo Superior de la Magistratura tras su enfrentamiento con el jefe del Estado y la solidaridad con los miembros togados del consejo de tres de los miembros del mismo elegidos por el Parlamento creó una fuerte tensión en todo el país y causó preocupación en los ambientes políticos.La Prensa italiana dio ayer la noticia con titulares a toda página. En un editorial del diario La Repubblica se afirmaba que se trata de la "primera crisis institucional en la historia de esta República" y se añadía que crisis políticas ha habido muchas, pero institucionales ninguna.

La actitud tomada por el supremo gobierno de los jueces ha sido tan sorprendente e inesperada que no ha dejado de preocupar al mismo jefe del Estado, Francesco Cossiga, quien de su puño y letra escribió ayer una carta a todos y cada uno de los 20 miembros togailos dímisionarios para rogarles que permanezcan en su puesto.

En la carta, Francesco Cossiga aseguraba que de ningún modo entraba en la intención del presidente de la República el interferir en la autonomía del Consejo Superior de la Magistratura, del cual además él mismo es presidente y primer responsable.

Recibidas las cartas de Francesco Cossiga, se celebraron durante toda la mañana de ayer en Roma reuniones frenéticas de los altos magistrados, que decidieron convocar para la tarde una reunión plenaria para examinar la grave situación que se había creado.

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Según informaciones recogidas por este periódico en los ambientes del Consejo Superior de la Magistratura, la tendencia de la mayoría de los magistrados era ayer tarde la de revocar la dimisión, aunque bajo algunas condiciones.

Interpretación literal

Al parecer, una de ellas es que se convoque lo más pronto posible una reunión plenaria extraordinaria presidida por el jefe del Estado en la que se aborde la cuestión de las verdaderas competencias del supremo órgano de gobierno de los jueces a la luz de la Constitución.Según se comenta, Cossiga actuó acogiéndose a una interpretación demasiado literal del texto constitucional cuando el lunes impidió con una carta personal que el CSM analizase el caso que afectaba al jefe del Gobierno, Bettino Craxi, al solidarizarse con dos diputados socialistas condenados por la magistratura a causa de las críticas contra los jueces. Según algunos magistrados dimisionarios, la práctica judicial en estos últimos 40 años ha ampliado las competencias del tercer poder constitucional del país, al mismo tiempo que recuerdan que otros presidentes de la República habían tomado siempre, en momentos de conflicto entre el poder político y el judicial, la defensa de los magistrados, sobre todo Sandro Pertini, que fue siempre durante su mandato un defensor a ultranza de la autonomía de una magistratura como la italiana que, en los años oscuros del terrorismo, dio un ejemplo limpio de abnegación y de entrega, pagando por ello un duro precio de sangre.

Sin embargo, con el Partido Socialista Italiano (PSI) se han aliado en esta ocasión todas las otras fuerzas políticas del Gobierno y de la oposición al aplaudir la conducta de Francesco Cossiga, aunque el partido comunista ha distinguído entre la decisión del jefe del Estado, que ha aprobado, y la actitud personal del presidente del Gobierno, que ha criticado.

El PSI reunió ayer a su comisión ejecutiva, en la que se alabó la decisión del jefe del Estado de impedir un debate sobre el comportamiento de Craxi y se criticó como "reacción polémica injustificable" la decisión del CSM de dimitir en pleno.

La corrupción política

Mientras tanto, en Milán, cuya magistratura ha sido la más atacada en estos últimos años por el PSI que tachaba de de débil su conducta en el proceso del periodista Walter Tobagi, asesinado por las Brigadas Rojas, se celebró ayer una asamblea de jueces, en la que se criticó tanto la conducta de Craxi como la del presidente de la República.En la asamblea, los jueces milaneses dijeron abiertamente que el problema reside en que "una cierta clase política está intentando recortar en este país los poderes y la autonomía de los jueces, en el momento en que estos han empezado a llevar valientemente al banquillo de los acusados a algunos administradores políticos corruptos".

Y se ha recordado que, en los últimos dos meses, el diario Avanti -órgano oficial del PSI, cuyo director, Ugo Intini, acaba de ser condenado a tres meses de cárcel y una multa de 100.000 pesetas por sus ataques a los jueces- ha publicado nada menos que 45 artículos contra la magistratura y con un lenguaje considerado por los magistrados virulento e intransigente.

El enfrentamiento entre los jueces y el poder político se ha agravado últimamente con el estilo personal del presidente Craxi, partidario de la política del decisionismo, que le ha llevado a sentar en el banquillo de los acusados cada vez que él o alguno de los políticos de su partido se han sentido atacados por jueces o periodistas.

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