La revolución, desfasada

El sábado nos contaba su periódico las operaciones para eliminar a los sentenciados de la banda de Nicolás Redondo, cuyo mayor pecado -al parecer- son sus veleidades ideológicas hacia conceptos superados o desfasados como autonomía, anticapitalismo, de clase, revolucionario... Aunque la mayoría de quienes leamos EL PAIS nos sonriamos cuando acusen a Redondo de revolucionario, sí es notorio que tal señor le lleva la contraria a Felipe en el tema de la OTAN. En sus torpes declaraciones de hace días decía el señor presidente que ahora conoce mejor el tema. Debe referirse al ambiente cuartelario, pues el público conoce bien las reuniones de Bruselas y Praga inmediatamente después del encuentro de Ginebra, donde el oso y el águila enseñaron sus misiles galácticos. Es la hipócrita estupidez de decirnos que si nos marchamos de la OTAN habría un desequilibrio que no se produjo cuando entramos. Perdón, nos entraron. La ideología oficial tiende a convertirse en doctrina dogmática, con lo cual descubrimos que el franquismo perdura más o menos atado. Entendido como "adhesión al régimen", donde no hay oposición, o a quien discrepa "se le elimina". Así nos enteramos de que los sindicatos no deben ser autónomos, anticapitalistas ni revolucionarios. Porque están desfasados esos conceptos. La banda debe enterarse que hay que depender del poder, defender el capitalismo y sacarlo de la crisis, y luchar por la consolidación del Parlamento, donde los padres de la patria, elegidos por las ejecutivas, deciden cuántos aviones Faca hay que comprar, si 72 o 76. Tremenda decisión que provoca la tos a más de un general, aunque él no vaya a pilotarlo. Lo de un puesto de trabajo, defensa de la paz, intereses del pueblo, socialismo, libertades, revolución... es literatura electoral.-