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Anne Sofie von Otter

La 'mezzosoprano' sueca es la cantante mas joven en los recitales del teatro Real, de Madrid

Andrés Fernández Rubio

En un friso de fotografías que se muestra en el vestíbulo del teatro Real, de Madrid, y que contiene a cantantes tan consagradas como Montserrat Caballé o Ileana Cotrubas, figura la intérprete más joven de la serie de grandes recitales líricos: Anne Sofie von Otter, mezzosoprano sueca de 30 años. El pasado lunes actuó, y el público pudo apreciar una buena voz y una gran musicalidad. Su aspecto elegante y su belleza sirvieron también para cautivar a muchas personas que luego formaron una larga cola a la puerta de su camerino. Es una voz con futuro tras la que se esconde una mujer liberal e independiente.

En la entrada del hotel en el que se aloja, von Otter aparece en vaqueros, con gafas redondas y aspecto de estudiante despistada de arqueología. Una imagen muy distinta a la ofrecida el día anterior, cuando interpretando canciones románticas de Schubert y otras alegremente desesperadas de Mahler parecía la novia de Werther debajo de un tilo, palpitando en la sustancia filosófica de Centroeuropa.Estas son las imágenes hasta que empieza a hablar. Con frases breves y casi tajantes explica la importancia de Bach en su carrera: "Hubiese podido empezarla con obras de belcantismo, pero Bach me ha ayudado a desarrollar mi voz y mi musicalidad". El mundo espiritual de este compositor le interesa, pero sólo por la fuerza de la palabra. "Soy muy realista", dice, "y no necesito ser creyente. Quizá la música me ayuda a suplir cosas que ni siquiera me, planteo".

Palabras como "realismo" o "independencia" aparecen en las frases de esta mujer rubia, de ojos claros y un metro ochenta y dos de estatura. Hija de un diplomático sueco decidió a los 18 años que quería dedicarse de forma profesional a cantar. Pronto vinieron las primeras actuaciones y el inicio de una carrera que ella pretende llevar hasta donde pueda. "Lo único a lo que aspiro es a dar todo de mí y a actuar acompañada de los mejores cantantes y directores posibles".

En fechas próximas intervendrá, en el Covent Garden de Londres, en la ópera de Mozart Las bodas de Fígaro, y en abril volverá a Madrid para cantar el Stabat Mater, de Rossini. El hecho de viajar continuamente en un principio le resultaba odioso, pero asumió que es un inconveniente inevitable, aunque en el futuro intentará espaciar más sus salidas de Estocolmo. En esta ciudad vive ahora y allí dedica su tiempo libre a sus amigos de la infancia, a sus padres y a sus tres hermanos, dos varones y una mujer casada con el ministro sueco de finanzas.

Von Otter se considera feminista. "Está claro que la mujer debe tener las mismas oportunidades que el hombre y desarrollarlas según le convenga en un régimen de igualdad", afirma. Sus aficiones se centran en el cine -Ingmar Bergman-, la literatura y aquellos temas que traten de la conservación de la naturaleza. Aparte de leer teje, durante las muchas horas que a veces pasa en los hoteles.

Esta cantante, cuyo secreto ella opina que está en su forma de actuar refinada, sin grandes gestos y con la intención de que todo sea limpio y transparente, también es realista respecto a lo sentimental. Soltera, destaca las dificultades para intentar una relación estable en una actividad tan viajera como la suya.

Anne Sofie von Otter dice las cosas de forma muy aseverativa, no habla de lo posible sino de lo real, y evita las explicaciones accesorias. Cuando se va resulta que no es la estudiante despistada de arqueología ni la novia romántica y remilgada de Werther.

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